Rosa mística, Thomas Scheffler

Rosa mística

Rosa mística 850 480 V.M. Kwen Khan Khu

Muy queridos/as compañeros/as:                                                         

Os hago llegar unos comentarios en torno a un hermoso grabado atribuido a Thomas Scheffler ─1699-1756─. El título de este grabado viene a ser…

…ROSA MÍSTICA

Rosa mística, Thomas Scheffler

En el mismo podemos apreciar a un monje ─Iniciado─ recostado sobre una piedra simbólica y teniendo cerca de él un rosario y un libro. El libro ─ya lo hemos dicho muchas veces─ simboliza al Mercurio de los sabios. El rosario nos recuerda los procesos de nuestro Cristo íntimo.

Podemos observar también que de la boca del Adepto brota un rosal que, asimismo, sostiene sobre una rosa al aspecto femenino de Dios ─Stella Maris─, llevando en sus brazos al niño ─Cristo o Cristo íntimo naciente─.

Este grabado nos muestra la íntima relación existente entre el VERBO y LOS MISTERIOS. Gnósticamente hablando hemos de enfatizar que no se puede avanzar en el Camino Secreto si no hemos logrado el control de la palabra y del verbo en general.

Por otra parte, hemos de recordar que el verbo y el sexo son los dos polos de una misma jornada, así nos lo ha dicho el V.M. Samael Aun Weor en su sabia doctrina. Recordemos siempre que la palabra crea para bien o para mal,y eso dependerá de cómo utilicemos nuestro verbo.

Igualmente interesante resulta comprender que el Cristo íntimo termina su proceso en nuestra intimidad cuando Él mismo se convierte en la encarnación de la palabra para explicar los misterios del Reino del Altísimo a las multitudes.

Es incuestionable, amigos y amigas, que si no existe castidad científica ─transmutación de nuestras secreciones sexuales─ no podemos jamás hacer florecer en nosotros el misterio que envuelve a nuestra Divina Señora. No se debe confundir jamás la CASTIDAD CIENTÍFICA con la vida monástica de abstemios sexuales, eso es otra cosa y atenta contra natura.

Como quiera que la rosa es la reina de las flores, nada tiene de extraño que sea asociada a los misterios del amor consciente.He allí la razón secreta por la cual nuestra Divina Madre Kundalini está posándose sobre una ROSA.Incuestionablemente que todo aquel o aquella que esté conociendo y viviendo los misterios del Real Camino, necesita llegar a la encarnación del Verbo y a la encarnación del verdadero amor, señalado aquí por Dios Madre.

Este grabado va acompañado de algunas frases latinas que os escribo a continuación y que forman parte de la descripción de esta imagen. Veamos:

«ROSA MYSTICA
Anagr.: 26 Mysta ais Cor
Veris odora seges valeat ROSA MYSTICA floret».

Traducción:

‘ROSA MÍSTICA, anagrama 26 [Tú] Iniciado dices:
Supongamos que la perfumada siega de la primavera sea vigorosa, [entonces] la ROSA MÍSTICA florece…’.

Esta frase se refiere a que, si nuestro trabajo interior de muerte mística y de Nacimiento Segundo ha sido bueno a los ojos del SER, entonces nuestra rosa ─nuestra alma y las partes autoconscientes de nuestro SER─ florecerán.

Seguidamente, el autor del grabado nos legó otra frase, igualmente en latín. Veamos:

«…Cujus odor nostro CORDI, animoque sapit».

Traducción:

‘…Cuyo perfume es agradable para nuestro corazón’.

Debemos entender que la siega se refiere a la «cosecha» que logremos obtener a través de un vigoroso trabajo SOBRE SÍ MISMOS.En tal caso seremos impregnados con los perfumes del amor que nos habrá de envolver y enriquecerá nuestro Espíritu.

Seguidamente, el artista nos entrega una nueva frase hermética, a saber:

«MYSTA AIT: haec MARIANA ROSA est altaria nostra, Cordis odore replens, si una, quid Hoertus aget».

Traducción:

‘El Iniciado dice: Esta ROSA MARIANA es nuestro altar, rellenando con el perfume del corazón. Si una [Rosa] hace esto, ¿qué haría un jardín?’.

Sin lugar a dudas, una virtud ─cualquiera que sea─ ya emana su perfume, y si logramos activarlas a todas pues es claro que nuestra vida espiritual, anímica y psíquica será un jardín. Importante es señalar que las virtudes son el altar de Dios Madre y de ese altar brota la fragancia que a Ella acompaña. Solo unidos al SER y sus virtudes y viviendo con Stella Maris encarnada en nuestro corazón, SEREMOS PLENAMENTE FELICES Y CONOCEREMOS LA VIDA ETERNA. En el mundo han existido personas que vivieron tratando de permanecer en santidad toda su vida. Al morir, sus cuerpos o cadáveres olían a rosas.

Me complace ahora acotaros unas palabras del V.M. Samael recogidas en su obra APOLOGÍA GNÓSTICA DEL ETERNO FEMENINO, cap. 15:

«Dios no tiene figura ninguna. Dios es coesencial con el Espacio Abstracto Absoluto. Dios es aquello…, aquello…, aquello…

Dios tiene dos aspectos: Sabiduría, Amor. Dios como Sabiduría es Padre. Dios como Amor es Madre.

Cristo es el hijo de Dios. Cristo no es un individuo, Cristo es un ejército, Cristo es el Ejército de la Voz, el Verbo.

Antes de que rayara la aurora del nuevo Día Cósmico, el Padre, la Madre y el Hijo eran Uno, aquello…, aquello…, aquello…

Dios como Padre reside en el Ojo de la Sabiduría. Este ojo está situado entre las dos cejas.

Dios como Madre reside en el templo corazón.

Sabiduría y Amor son las dos columnas torales de la gran Logia Blanca.

Dentro de cada ser humano existe un soldado del Ejército de la Voz. Ese es el Cristo interno de todo hombre que viene al mundo.

El hombre séptuple es tan solo la sombra pecadora de ese soldado del Ejército de la Voz.

Necesitamos encarnar al Hombre-Sol, el Cristo interno. La Madre Divina nos ayuda. «Pedid y se os dará, golpead y se os abrirá».

Dios como Amor es Isis, a quien ningún mortal ha levantado el velo. ¿Quién es aquel que se atrevería a levantar ese velo terriblemente divino? ¡Ay de los profanos y de los profanadores que se atrevan siquiera a tocar el velo de Isis!

Cuando el devoto hace sus ruegos a la Madre Divina, debe tener sueño y estar sumergido en profunda meditación interna. El verdadero devoto no se levanta de su cama ni come ni bebe hasta recibir la respuesta de la Divina Madre.

La Madre Cósmica no tiene forma pero gusta de tomar alguna forma para contestar al suplicante. Puede presentarse como Isis, Rea, Cibeles, Tonantzin, María, etc., etc., etc.

Cuando la Divina Madre ha dado su respuesta al devoto, desintegra su forma instantáneamente porque no la necesita.

La Divina Madre es el segundo aspecto de aquello y se llama «Amor». El Amor es una sustancia que es coesencial con el Espacio Abstracto muy profundo.

La Divina Madre no es una mujer ni tampoco algún individuo. Es únicamente una sustancia incógnita.

Cualquier forma que «Eso» tome se desintegra instantes después. «Eso» es Amor.

Dios Madre es Amor. Dios Madre nos adora, nos ama terriblemente. La Diosa Madre del mundo sube por el canal medular convertida en Serpiente de Fuego cuando trabajamos con el Arcano A.Z.F.

La Diosa Madre del mundo es Devi-Kundalini.

La Divina Madre lleva a su niño en sus brazos amorosos. El Cristo interno de cada hombre es ese niño. La Madre es aquello…, aquello…

Aquello… Isis… Amor… Misterio…

El devoto que quiera poderes debe pedírselos a la Divina Madre. El verdadero devoto se humilla ante Dios Madre.

Si el devoto verdaderamente se resuelve a corregir sus errores y a hollar la senda de la santidad, puede pedir a la Divina Madre el perdón de su karma pasado y la Madre Divina lo perdona. Pero si el devoto no se corrige ni sigue la senda de santidad, es entonces inútil pedir perdón a la Madre Divina porque Ella no lo perdona.

La Madre Divina perdona a sus hijos arrepentidos verdaderamente. Ella sabe perdonar a sus hijos porque son sus hijos.

Todo el karma de las malas acciones de pasadas reencarnaciones puede ser perdonado por la Madre Divina. Cuando el arrepentimiento es absoluto, el castigo sale sobrando».

Os regalo ahora unas frases para la reflexión:

«La rosa sería soberbia si no hubiera nacido entre espinas».
Raimundo Lulio

«La penitencia zurce los rompimientos de las culpas».
Aguado

«De quebrar a torcer un mandamiento va poco».
Quevedo

«Se perdona tanto como se ama».
La Rochefoucauld

«Quien de vosotros esté libre de culpa que lance la primera piedra».
Evangelio según San Juan

CONCORDIA DOMI, FORIS PAX.
─‘Concordia en casa, paz fuera de ella’─.
KWEN KHAN KHU