Amados lectores:
Quiero haceros llegar a todos estas reflexiones sobre lo siguiente:
¿QUÉ SIGNIFICA, REALMENTE, TENER UNA AUTÉNTICA FRATERNIDAD ENTRE HERMANOS?
Antes que nada, queridos amigos, permitidme deciros que la palabra FRATERNIDAD tiene su origen en la lengua latina: FRATERNITAS, todo lo cual ha de traducirse como ‘HERMANDAD’…
Desde que el V.M. Samael creó el Gnosticismo contemporáneo, siempre quiso que todas las almas que se adhiriesen a la Gnosis se convirtieran con nuestras enseñanzas en verdaderos hermanos y hermanas del Camino Secreto. Esa era y siempre fue la gran aspiración de nuestro Patriarca. Empero, aunque resulte triste decirlo, durante su vida en este mundo tridimensional nuestro Avatara no logró ver ese fruto tan anhelado y, al contrario, a causa de las atrocidades que los devotos de la Gnosis se hacían los unos a los otros, llegó un momento en el cual el Maestro Samael tuvo que decir: «En vista de que los devotos de estas enseñanzas no quieren morir en sí mismos y amarse como verdaderos hermanos, no me queda otra opción de eliminar de nuestro léxico la palabra HERMANO O HERMANA y sustituir estos vocablos por las sílabas Sr. o Sra.»…
Así transcurrieron muchos años y, finalmente, cuando el Maestro tuvo que abandonar su cuerpo físico, no solo hubo una desbandada en los grupos gnósticos de entonces, sino, además, se crearon bandos que se atacaban mutuamente de manera encarnizada. Nosotros fuimos testigos tristes de aquel trágico panorama que duró aproximadamente 35 o 40 años y casi llega a destruir nuestras enseñanzas.
Hoy, afortunadamente, estamos en otros tiempos y las cosas han cambiado algo, no mucho pero han mejorado. Sin embargo, hay que decir la verdad ─«no hay mentiras entre hermanos»─ y esa verdad tiene tintes amargos y desoladores muchas veces. Primeramente he de deciros que:
- No es una HERMANDAD la Gnosis cuando en nuestras filas se mueve la duda, la sospecha, la desconfianza, el chismorreo, la difamación, la traición, el «dicen que se dice», la murmuración, la envidia, el orgullo místico, la autosuficiencia, el despotismo, la mentira, la infidelidad y cien mil hierbas más…
- No podemos hablar de HERMANDAD, en el profundo sentido de la palabra, cuando, a causa de nuestros prejuicios, no podemos celebrar un PRATIMOKSHA, o CEREMONIA DE DESCARGO, para ayudarnos a eliminar nuestros animalescos agregados psicológicos que mantienen embotellada a nuestra Conciencia. Algunas instituciones gnósticas celebran dicho PRATIMOKSHA pero el devoto pasa a arrodillarse ante un altar y, MENTALMENTE, confiesa sus delitos cometidos. Esto es COMULGAR CON RUEDAS DE MOLINO Y HOSTIAS DE PERGAMINO, porque el PRATIMOKSHA se hace o no se hace, pero no ha de ser una cosa ambigua que es pero en el fondo NO LO ES… NO NOS ENGAÑEMOS.
- Tampoco existe HERMANDAD allí donde nadie puede confiar un secreto personal a nadie, pues ese «nadie» termina, tarde o temprano, contándolo todo a los demás… ¿¿¿Cómo diablos podríamos hacer un PRATIMOKSHA???
- Una verdadera HERMANDAD es aquella en la cual sus componentes no recelan del cariño de unos o de otros, todo lo cual generaría un estado de INCERTIDUMBRE que nos llevaría a preguntarnos si podemos confiar absolutamente en esa hermana o hermano…
- En una legítima HERMANDAD no existen los RESENTIMIENTOS por tal o cual frase que fulano o zutano nos pronunció hace muchos años. Si nosotros guardamos resentimientos es porque nuestro AMOR PROPIO se ha hecho de piedra y, en tales condiciones, difícilmente podremos ser asistidos por el PADRE-MADRE INTERIOR.
- Igualmente resulta ridículo que hasta hermanos que hayan hecho la GRAN OBRA INTERIOR no quieran de manera alguna ser HERMANOS VERDADEROS con otros que también lo hayan logrado. En este caso, el error es aún más grave, pues esos supuestos Maestros están deshonrando a su Padre y a su Madre incumpliendo de antemano los sagrados DIEZ MANDAMIENTOS.
- En una HERMANDAD todos sus integrantes deben AMAR por igual a los que tienen recursos económicos y a los que no los tienen, y tratarlos con la misma confianza a todos por igual. Ante el Padre todos nosotros somos iguales, tengamos o no recursos económicos.
- Todos los integrantes de la auténtica HERMANDAD querrían siempre estudiar nuestra santa doctrina y estarían preocupados por el bienestar de sus otros hermanos. Allí donde prima el EGOÍSMO y aquello de «Yo vivo mi vida, lo demás no me importa» es evidente que no se ha entendido lo que significa LA FRATERNIDAD…..
- En una HERMANDAD nadie se quiere aprovechar de nadie. Lo único que se busca es la dicha proveniente del amor RECÍPROCO que se otorgan, mutuamente, los unos a los otros.
- Cuando existe una HERMANDAD nadie tiene miedo de contar sus experiencias anímicas que haya recibido porque estaría seguro de que esas experiencias no despertarían la ENVIDIA de los demás o la calumnia.
- Una real HERMANDAD tiene su base en su Presidente Fundador ─el V.M. Samael para nosotros─, y jamás caeríamos en la insensatez de ser INGRATOS con aquel que nos entregó un SAGRADO EVANGELIO para la salvación de nuestras almas. Allí donde existen MITÓMANOS o gentes llenas de ORGULLO MÍSTICO, solo se mueve el parásito de la TRAICIÓN.
- Una SANA HERMANDAD no aceptaría jamás LA HIPOCRESÍA, pues eso significaría que somos FALSOS en nuestros sentimientos. Y ¿quién puede acercarse al Padre lleno de falsos sentimientos? Imposible. ¡¡¡Enigmas, enigmas, enigmas…!!!
- En una fuerte HERMANDAD, nuestros ABRAZOS son sinceros, reales, profundos, y si damos un beso a otro hermano o hermana cariñosamente, nunca debe ser el BESO DE JUDAS, que luego se troca en murmuraciones o comentarios malignos de nuestra parte hacia esa persona a quien hemos besado.
- La HERMANDAD produce el hermoso milagro de sentirnos acompañados en nuestras tristezas, en nuestras agonías físicas o psicológicas, y esto nos da impulso para renovar nuestras fuerzas morales y seguir luchando en el terreno de nuestra existencia. En este caso NUNCA NOS SENTIREMOS SOLOS.
- La HERMANDAD no generará nunca el absurdo sentimiento de que ME DEBES PAGAR LOS FAVORES QUE TE HICE, pues EL AMOR ES DESINTERESADO, no quiere nada a cambio.
- Los lazos de una verdadera HERMANDAD nos llevarán a SACRIFICIOS INIMAGINABLES por nuestros otros hermanos o hermanas, libres de los parásitos de la PEREZA, LA DEJADEZ, EL CONFORMISMO, el ABANDONO DE LOS OTROS, etc., etc., etc.
- Cuando formamos parte de una HERMANDAD la palabra DISCULPA debe ser recibida por nuestro corazón y hemos de, REALMENTE, PERDONAR a aquellos que, consciente o inconscientemente, nos han herido de alguna manera en un determinado momento… Donde hay PERDÓN no quedan resentimientos silenciosos que disfrazamos con aparente TRABAJO INTERIOR que no es verdadero. En tal caso eso se llamaría CINISMO.
- Nadie, en una legítima hermandad, tiende TRAMPAS a otros para luego reírse sarcásticamente de la persona a quien hemos agredido. Esto sería propio de LOBOS VESTIDOS CON PIEL DE OVEJA pero no auténticos hermanos.
- La FIDELIDAD acompaña a nuestros actos en una seria HERMANDAD y ello nos lleva a consolidarnos en el terreno de la HONESTIDAD de los unos para con los otros.
- LA HERMANDAD no está llena de suposiciones mentaloides de nosotros para con los demás, pues esas suposiciones tan solo nos producen perturbaciones mentales, soledades horribles y dolor permanente.
- La HERMANDAD se alimenta del buen uso de la palabra, la calma, la sencillez, la veneración del AMOR y todo aquello que produce sosiego en nuestra alma.
- La fuerza de la HERMANDAD crea lazos que no se rompen jamás y nos proporcionan RECURRENCIAS MARAVILLOSAS que pueden ayudarnos a superar muchos obstáculos kármicos que, probablemente, traemos a la existencia.
- Nuestros HERMANOS MAYORES se han hecho a sí mismos trabajándose en ellos mismos lo que les obstaculizaba poder llegar a vivir en el terreno de la FRATERNIDAD.
- Acostumbrándonos a la HERMANDAD terminaremos aproximándonos, cada día más, a las vibraciones sagradas de nuestro Padre que está en secreto, hasta que Él, asimismo, nos permita ser UNO CON ÉL.
- La HERMANDAD fue el poder que mantuvo unidos a los doce apóstoles con su santísimo PRECEPTOR ─el V.M. ABERAMENTHO─, y esa unión existirá entre ellos por los siglos de los siglos.
Mientras no hayamos cubierto estos requisitos mencionados en estas cuartillas no podremos hablar de legítima HERMANDAD.
Os dejo ahora unas frases para la reflexión:
«Los hombres se fijan ellos mismos su precio ─alto o bajo según mejor les parece─ y nadie vale sino lo que se hace valer».
Epícteto
«Nada más fácil que ser honrado cuando se es rico; las dificultades comienzan con la pobreza».
Brueys
«Vale más el perdón que la venganza, porque uno es efecto de una naturaleza dulce y humana, y otra de una organización feroz y brutal».
Epícteto
«El tiempo hace surgir nuevos escollos cuya existencia nunca creímos posible; no hay que considerar segura la victoria hasta que el combate haya tocado a su fin».
Solón
SUPLEDITI QUARTUS SIMULANS IN CARMINE PLANCTUS.
─‘Golpea, reproduciendo el cuarto golpe en obediencia a la profecía’─.
Kwen Khan Khu