Misterios Mayores

Misterios Mayores 1145 644 V.M. Samael Aun Weor

En materia de Gnosticismo práctico, siempre se ha hablado de los Misterios Menores y de los Misterios Mayores. Los primeros están destinados a todas aquellas personas que solamente aspiran a cierto refinamiento psicológico y espiritual en el terreno del esoterismo. Los segundos hacen alusión a las ordalías propias de aquellos que están dispuestos a dejarlo todo con tal de encarnar al Ser interior en su anatomía oculta y física.

Es obvio que, para todos nosotros en el mundo occidental, Jesús, el Cristo, es la representación legítima de esos procesos que terminan por desintegrar al Ego animal –el «no ser» de la filosofía antigua– y restablecen la verdad en el continente anímico de todo verdadero aspirante a la Luz.

Obviamente, muchos han sido los autores que, sabiendo todo lo antes dicho, se han lanzado a tratar de biografiar la vida secreta y pública del Gran Kabir Jesús de Nazaret. Infructuosos han sido muchos de esos esfuerzos, porque quienes los llevaron a cabo no poseían el Donum Dei y, además, porque tampoco contaban con el desarrollo de la Conciencia como instrumento escrutador de los Misterios.

Penetrar en las majestuosas realidades que envolvieron la vida del Mártir del Calvario es algo que exige, no solo esfuerzo intelectual y recopilación de datos históricos, teológicos, etc., no; es necesario haber llegado a obtener los seis grados de Razón Objetiva del Ser –el divino Anklad– para poder revisar con profunda autenticidad los registros akáshicos de la humanidad, la memoria invisible de todo lo que ha acontecido desde que este mundo fue creado. Y es allí, en esos registros maravillosos, donde se halla la gran realidad que concierne a la vida del Maestro de Maestros, el Jefe Supremo de la Bendita Gran Logia Blanca. No podía ser otro que el mismísimo Avatara de Acuario, V.M. Samael Aun Weor, quien expusiera de manera clara y rotunda la verdadera significación de los pasajes bíblicos referidos al Cristo.

Lo más grandioso de este tratado es que el autor explica, con lujo de detalles, que toda la obra o Drama Cósmico de Jesús de Nazaret tiene por finalidad única el que cada ser humano se esfuerce en buscar y encontrar, dentro de sí mismo, a su Cristo interno, Salvator Salvandus o Logos íntimo.
Si en tu corazón, amable lector, bulle y palpita el anhelo de fusionarte con el Señor de Señores, con tu Cristo íntimo, con la Verdad de las Verdades, este tratado te lleva de la mano en ese magisterio, que no es otro que el Magisterio del Fuego.

Digamos, para finalizar, con los grandes Iniciados: «Tierra de promisión ante mis ojos; ayúdame, pie, a llegar a ella».

¡Paz Inverencial!
Kwen Khan Khu

«Advertimos a los curiosos que el Gnosticismo no es una escuelita más como tantas otras que han conocido. La Gnosis es una espada de dos filos: a los humildes y virtuosos los defiende y les da vida, a los curiosos e impuros los hiere y destruye. ¡Atrás los curiosos! ¡Atrás los profanadores!».

Samael Aun Weor

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