Muy estimados lectores y lectoras:
Me allego hasta vosotros para haceros unos comentarios acerca de un grabado que está incluido en una obra que trata de lo siguiente:
PERSPECTIVAS SOBRE LA MAGIA A PARTIR DE EXPERIENCIAS PROBADAS SOBRE CIENCIAS FILOSÓFICAS OCULTAS Y SECRETOS OCULTOS DE LA NATURALEZA
Esta obra a la que renglones arriba hacemos referencia fue escrita por Karl Eckartshausen y fue publicada en 1788 en Múnich ─Alemania─.
Según los historiadores, se trata de una obra de carácter teosófico que contiene diversos temas de filosofía natural y esoterismo, tomando elementos de la Kábala y el Hermetismo. Transmite la idea de que los secretos de la naturaleza solo se revelarán a aquellos hombres de buen corazón. Tales individuos pueden usar el poder que viene con tal conocimiento secreto para el mejoramiento de la humanidad.
También afirma que cuanto más nos acercamos a la creación de los Dioses, que no es otra que la naturaleza, más nos acercamos al poder del unigénito Dios.
Para dar inicio a nuestros comentarios, diremos que el grabado nos presenta, primeramente, a una figura humana representativa de nuestro SER. Por ello vemos en la misma llamaradas de fuego que le brotan de su cabeza conformando con ellas una cruz. Esto es para señalar que Dios en sí mismo es un fuego ─como bien lo decía Heráclito─ y que de él brota absolutamente toda la creación.
Esta deidad aquí representada tiene en su mano derecha un globo representativo de la Luna y en su mano izquierda un Sol. Ambas imágenes son, alquímicamente hablando, figurativas del poder del Azufre y el Mercurio,elementos fundamentales para realizar la Gran Obra interior de la que siempre han hablado los Maestros del arte transmutatorio.
Bueno es observar que ambos astros aquí mostrados ─el Sol y la Luna─ están unidos por una cadena, pues la ciencia alquímica recalca que ambos elementos ─Azufre y Mercurio─ deben terminar formando un solo elemento que ha sido llamado Tintura Roja o Elixir Rojo. Obviamente, tal transformación no se realiza de la noche a la mañana, sino que es fruto del refinamiento y paciencia del operador o alquimista.
Sin duda alguna, en la consecución de la obra interior o Piedra Filosofal juega un papel importante la corriente del sonido o ley de las octavas musicales. Todo esto está indicado en los textos antiguos, como mantras,que ayudan a la transformación de nuestra materia mercurial. Por ello vemos que el tronco del anciano venerable está constituido por una lira,instrumento musical que ha sido mostrado en muchas pinturas y grabados relativos a los ángeles o héroes mitológicos.
Asimismo, hemos de contemplar que el tronco de la divinidad reposa sobre siete libros o tratados. Cada uno de esos libros contiene los pormenores sabios que ha sido necesario poner en práctica para la fabricación de nuestra verdadera anatomía secreta o cuerpos mercuriales. Hablamos aquí de nuestros vehículos atómicos. Igualmente, las cucharas que cuelgan de tales tratados simbolizan los cuidados en el tratamiento de esa Tintura Roja de la que hemos hablado en renglones anteriores.
Haciendo un ejercicio imaginativo, podríamos decir que los siete tratados o libros sobre los que se asienta el anciano divinal conforman una especie de cubo que podría señalar a la Piedra Cúbica o Piedra Filosofal.
Debajo de los libros antes citados aparece un mueble sobre el cual apreciamos un manto lleno de figuras astrológicas y herméticas. Todo ello es para indicarnos la relación de los planetas con las fases de nuestro trabajo en la Fragua de Vulcano ─recordemos la conferencia de nuestro V.M. Samael Aun Weor titulada «Los planetas metálicos de la Alquimia»─.Esta tela de la que hablamos también está en conexión con el velo que recubre los misterios divinos y que el alquimista debe descorrer en su travesía.
Finalmente, os hacemos saber que Eckartshausen continuó su tratado ─Aufschlüsse zur Magie─ con tres volúmenes más que fueron publicados en 1790, 1791 y 1792.
Os agrego ahora unas frases que considero interesantes:
«El genio es una revelación de Dios».
Calderón
«El talento es una magistratura; el genio es un sacerdocio».
Victor Hugo
«El genio se compone de dos por ciento de talento y de noventa y ocho por ciento de perseverante aplicación».
Beethoven
«El genio es como el águila: cuanto más se eleva es menos visible, y ve castigada su grandeza por la soledad en que se encuentra su alma».
Racine
«Un genio es una fábrica; un erudito un almacén».
Balmes
GLADIUS DEI.
─‘La espada de Dios’─
KWEN KHAN KHU
