Apreciados lectores y lectoras:
Os escribo unas líneas para tratar de adentrarnos en la compresión acerca de:
LA IMPORTANCIA DE SABER OBEDECER A LOS HERMANOS MAYORES
Constantemente, querido lector, estamos recibiendo IMPRESIONES y la mayor parte de las veces muchas de esas IMPRESIONES SON DESAGRADABLES y todo esto nos atormenta.
La divina enseñanza que nos ha entregado nuestro bendito Patriarca insiste en la necesidad de TRANSFORMAR LAS IMPRESIONES DESAGRADABLES porque, de lo contrario, dichas impresiones tocan dentro de nosotros determinados agregados psicológicos y REACCIONAMOS impulsados por dichos agregados que, para colmo, terminan siendo REFORZADOS con nuestra IDENTIFICACIÓN PSICOLÓGICA; total, vivimos inmersos en un CÍRCULO VICIOSO del que difícilmente logramos salir.
Una de las impresiones más desagradables es el ESTAR ENFERMOS. Nadie gusta de estar enfermo, con excepción de los masoquistas. Cuando estamos enfermos sentimos IMPOTENCIA de no poder quitarnos de encima, rápidamente, nuestra enfermedad, esto nos ha pasado a todos. Esta IMPOTENCIA termina aliándose con nuestro AMOR PROPIO y, entre ambos, terminan llevándonos a la IMPACIENCIA. Cuando caemos presos de la IMPACIENCIA podemos cometer verdaderas locuras e, inclusive, intentar SUICIDARNOS. Empero, está claro que el SUICIDIO no es jamás una medicina contra la IMPOTENCIA O CONTRA LA IMPACIENCIA, no, son simples reacciones mecánicas de nuestros múltiples agregados.
Es indudable que el camino, para cada uno de nosotros, está lleno de espinas, tropiezos, incertidumbres, angustias, tristezas, soledades y un sinfín de etcéteras; empero, no debemos nunca olvidar que, justamente por todo eso, es lo único que nos puede sacar de la Rueda maldita del SAMSARA.
Cuando nosotros terminamos abandonando nuestro estado de AUTOBSERVACIÓN PERMANENTE, nos dejamos tragar por las IMPRESIONES y podemos, no solamente abandonar el Camino Secreto, sino que lo peor que puede suceder es que nos lancemos en ristre contra la misma GRAN LEY o contra los HERMANOS MAYORES DE LA FRATERNIDAD BLANCA, y en este caso, tragados nosotros entonces por la IMPOTENCIA Y LA IRA, somos muy proclives a la DESOBEDIENCIA hacia los integrantes de la Blanca Hermandad.
Quiero recordaros, estimado lector, que nuestro bendito Maestro: Samael Aun Weor, fue durante su vida terriblemente probado en su obediencia a las órdenes del Círculo Consciente de la Humanidad Solar. Una de esas pruebas fue, ciertamente, muy dura. Específicamente me refiero a aquello de que se le dieron órdenes absolutas DE NO ABANDONAR JAMÁS EL TERRITORIO MEXICANO durante toda su vida. Dice el V.M. Samael que tal orden vino directamente de su Madrecita Divina y él mismo le replicó a la Santa Señora:
─Madre, todos los Maestros como Blavatsky, Leadbeater, Steiner, Sivananda, Krishnamurti, Max Heindel, etc., etc., etc., viajaron por el mundo. ¿Por qué yo no puedo viajar, salir de México?
A lo cual la Divina Madre contestó:
─¡Porque podrías perder el cuerpo físico, podrían asesinarte!
Entonces nuestro Avatara añadió:
─¡No me importaría perder mi cuerpo físico, Madrecita, no me importaría!
Y Devi-Kundalini sentenció:
─¡El problema es que no solo perderías tu cuerpo físico, sino que, además, dañarías toda tu obra, y eso no está bien…!
Tengamos en cuenta, paciente lector, que no se le pidió al Maestro Samael NO SALIR DE MÉXICO durante unos años, sino POR EL RESTO DE SU VIDA. ¿Seríamos nosotros capaces de aceptar una orden de ese calado? ¿Seríamos así de humildes? ¿Tendríamos nosotros la capacidad de superar esa circunstancia y no perder nuestro trabajo interior? ¡¡¡Enigmas, enigmas, enigmas!!!
En otro momento de su vida, el Gurú de nuestro Patriarca, a quien él llamaba cariñosamente Adolfito, le recordó:
─Recuerda que no debes salir nunca de México, recuérdalo. Nosotros, los Hermanos Mayores, te traeremos siempre lo que necesites para hacer tus obras, pero no debes salir de México.
A lo cual nuestro sagrado Gurú respondió:
─¡Siempre te he obedecido y siempre te obedeceré, aunque un día mi alma se allegase al Espacio Abstracto Absoluto, aun allá te obedeceré!
Terribles y majestuosas palabras, lectores y lectoras, eso se llama AMOR POR EL GURÚ y RESPETO ABSOLUTO a las directrices dictadas por las Jerarquías Solares.
Nunca olvidaré aquella situación que me tocó vivir presencialmente en casa del Avatara cuando, en una oportunidad, una pareja de instructores vino a solicitar de nuestro Patriarca su bendición. Antes de ser bendecidos, el Maestro les recordó que debían irse de misión hacia el sur del país azteca; empero, inusitadamente, aquella pareja respondió al Avatara:
─Es que nosotros queremos ir hacia el Norte porque allí tenemos familia, amigos, y eso nos ayudaría en la misión.
Ante aquellas palabras, nuestro Venerable Maestro Samael volvió a insistir:
─¡Os lo vuelvo a repetir: iros hacia el Sur, es mejor para vosotros, hermanos!
Increíblemente, aquella pareja de instructores replicó al Excelso:
¡No, Maestro, lo sentimos, nosotros nos vamos al Norte!
Dadas aquellas circunstancias, el V.M. Samael dijo sus palabras finales:
─¡Bueno, iros entonces hacia el Norte, poneos de rodillas que os voy a bendecir…!
Y acto seguido el Patriarca les dio su bendición. Segundos después aquella pareja salía de la casa del Patriarca y, ya solos el Maestro y un servidor, me dijo el Venerable:
─¡Estos hermanos van camino de su propia muerte física!
Espantado, aturdido, conmocionado, le dije entonces al Maestro:
─Pero ¿por qué usted no les dijo que corrían peligro de morir y, para colmo, les dio su bendición?
A lo cual el Patriarca me contestó:
─¡No tenía permiso del Padre para decirles eso!, pero ya viste que intenté disuadirlos de la idea de irse al Norte.
Una hora y media después sonaba el teléfono de la casa del Maestro Samael y el mismo Avatara me dijo entonces:
¡Esa ha de ser una llamada de la policía anunciando la muerte de los hermanos que se fueron hacia el Norte, coge el teléfono y lo comprobarás!
Rápidamente cogí el teléfono e, inmediatamente, escuché la voz de un hombre que me decía:
─Oiga, ¿es allí la casa de un Sr. llamado Samael Aun Weor?
─¡Sí, sí, sí, esta es la casa del Sr. Samael!, ¿qué se le ofrece?
─Oiga usted, somos la policía de caminos de la Rep. Mexicana y los estamos llamando para decirles que una pareja, con sus dos hijos, acaban de morir en un accidente de tráfico y, entre sus pertenencias, hemos hallado este teléfono al cual estamos llamando. ¿Entendido?
─¡Sí, sí, sí, entendido! ─contesté al policía que llamaba…
En los días siguientes tuvimos que informar a los parientes de aquella pareja de la defunción de los mismos, todo lo cual fue muy desagradable para el V.M. Samael y todos los que estábamos allí, en su casa. Fue una noticia muy triste, ínclito lector… Lo peor era que todo aquello se habría podido evitar si hubiese existido en aquellos compañeros instructores algo que se llama ¡HUMILDAD!
Es importantísimo, queridos lectores, separarnos de NUESTRO AMOR PROPIO, de nuestra AUTOSUFICIENCIA, de nuestra IMPACIENCIA si no queremos terminar extraviados en este camino que tiene peligros por dentro ─nuestros propios agregados psicológicos─ y por fuera ─las Tinieblas de la Logia Negra, que siempre están al acecho para desviarnos de nuestro Camino Interior─; ¡esa es nuestra realidad!
Muchísimos devotos, a través de la historia, han perdido sus valores y han terminado siendo tragados por la vida horizontal o por el abismo a causa de carecer de esa valiosa joya que es ¡LA HUMILDAD!
Meditemos profundamente, queridos amigos, en la falsedad de nuestros pseudovalores, que nos hacen muchas veces creer que todo lo sabemos y que todo lo podemos enfrentar, porque si existe algo que nos separa muchísimo de nuestro SER es el ORGULLO MÍSTICO y la SOBERBIA…
Permitidme terminar este mensaje dejándoos unas frases para la reflexión, helas aquí:
«¡La vida es una larga lección de humildad!».
Barrie
«Estoy convencido de que la primera prueba de un gran hombre consiste en la humildad».
Ruskin
«La humildad de los hipócritas es el más grande y el más altanero de los orgullos».
Lutero
«El hipócrita es el espantoso hermafrodita del mal».
Victor Hugo
«La vida del hombre es una continua guerra en la tierra».
Vives
AUM.
KWEN KHAN KHU