Habla el Gnosticismo

Habla el Gnosticismo 1691 951 V.M. Kwen Khan Khu

La obra que presentamos es crucial para los que quieran aclarar sus dudas metafísicas y entender mejor tanto los tiempos que vivimos como las cuestiones trascendentales que explican los misterios de la vida y de la muerte.

En este libro el lector va a encontrar cientos de preguntas que se le han formulado al autor, el V.M. Kwen Khan Khu, desde todos los lugares del mundo y a lo largo de los últimos años. Y junto a dichas incertidumbres hallará las respuestas llenas de sabiduría de este autor que, tras conocer los recovecos del camino iniciático, los muestra para bien de los que quieran aventurarse a recorrerlo.

Un manual de consulta que te traerá respuestas a todo tipo de cuestiones de manera entretenida y a la vez profunda.

HABLA EL GNOSTICISMO es un documento en el cual el Gnosticismo, nuevamente, se rebela ante el auge del materialismo dialéctico y reaparece como fuente recordatoria de las tradiciones espirituales legítimas, originales. La Gnosis, amigo lector, siendo «conocimiento revelador», otorga al auténtico buscador de la Verdad las herramientas para alcanzar ese objetivo, tanto da si dicho fin es esencialmente espiritual como si tiene raíces de índole material. Es por ello que la Gnosis, hablando de su visión del mundo, afirma:

«En vista de que el Cosmos es el diseño de un Demiurgo, es sospechoso en muchas formas; entre ellas, el hecho de que es ante todo una falsificación. Por ejemplo, las escrituras gnósticas dicen que el Demiurgo diseñó los ciclos del tiempo como una pobre imitación de la eternidad sin tiempo. El Orden, la Grandeza y el apego a la ley que se atribuyen al Cosmos, son en gran medida falsos; y es muy probable que bajo el barniz de un orden inmutable, el progreso casual del Cosmos sea caótico y al azar. La famosa afirmación de Einstein: Dios no juega a los dados, posiblemente recibiría esta respuesta irónica del gnóstico: Ahhh, ¿qué no lo hace ahora? Ialdabaoth, uno de los nombres más comunes del Demiurgo, significa el Dios infantil, y jugar a los dados con el universo que había montado, ciertamente estaría muy de acuerdo con el carácter de un ser de ese tipo. Naturalmente, los gnósticos distinguen entre el Dios que fabricó el Cosmos, y que bien podría ponerse a jugar a los dados, y la Deidad trascendente que existe más allá de todos los mundos y sistemas. Es menos probable que el Dios trascendente se ponga a jugar a los dados. La teoría del Caos ha llevado más lejos algunas de las percepciones de los eruditos respecto a lo impredecible del Universo y la Naturaleza, empezando con el principio de la incertidumbre de Heisenberg enunciado en los años 20».

–Extracto de la obra Gnosticismo, de Stephan Hoëller–

«Quien posee el conocimiento de la Verdad es libre; ahora bien, el que es libre no peca, pues quien peca es esclavo del pecado. La madre es la Verdad, mientras que el conocimiento es el Padre. A aquellos a quienes no está permitido pecar, el mundo los llama libres. A aquellos a quienes no está permitido pecar, el conocimiento de la Verdad eleva sus corazones, esto es, los hace libres y los pone por encima de todo lugar».

–Extracto gnóstico del Evangelio de Felipe–
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