Muy queridos/as amigos/as lectores/as:
Os hago llegar, en esta oportunidad, el grabado que lleva por título…
…SIGNATURA RERUM
─‘La firma en todas las cosas’─
El grabado en cuestión fue elaborado por Jakob Böhme ─1575-1624─ en una de sus obras póstumas. Para muchos de los investigadores este libro es considerado uno de los más difíciles de sus escritos.
Unas palabras aluden a lo que antes hemos mencionado:
«La signatura de las cosas.
Mostrando el símbolo y el significado de las diversas formas y figuras en la creación.
Y lo que es el principio, la ruina y la curación de todo procede de la eternidad en el tiempo, y nuevamente del tiempo en la eternidad y comprende todos los misterios…».
Para analizarlo comenzaremos por observar la cruz que lleva dentro las dos palabras: SIGNATURA RERUM, lo cual deviene, asimismo, como título del presente grabado. Ciertamente, la Gnosis nos dice que el poder está en la cruz ─título con el cual el Avatara de Acuario bautizó uno de sus primeros opúsculos allá por los años de 1949─. La cruz es el emblema del entrecruzamiento de todas las energías que luego constituyen las infinitas formas de eso que llamamos creación.
Detrás de esa cruz observamos, en el cielo de nuestro grabado, un triángulo que lleva dentro de sí las palabras hebraicas IOD-HE-VAU-HE, las cuales sintetizan el vocablo JEHOVÁ. No debemos olvidar que IOD-HEVE es la representación de las fuerzas masculinas y femeninas presentes en la obra del Creador. Por otra parte, VAU-HE vuelve a alegorizar ese binomio de fuerzas macho-hembra. Esto nos lleva a considerar que todo lo creado es el fruto de los ELOHIM actuando en el escenario cósmico mediante una cópula sagrada ordenada y puesta en marcha por la inteligencia del supremo Theomegalogos.
Hemos de observar que del triángulo que acabamos de descifrar vemos partir siete grandes rayos de luz, alegoría directa de la ley del sacratísimo Heptaparaparshinok ─LA LEY DEL SIETE─, bien conocida en nuestros estudios. Por su parte, el triángulo configura la no menos sagrada LEY DEL TRES o LEY DEL TRIAMAZIKAMNO. Estas dos leyes son el eje de todo lo creado. Por ello decimos que la LEY DEL TRES CREA y la LEY DEL SIETE ORGANIZA.
De dicho triángulo emanan alas para representar al mismo Dios, pues Él es algo presente en todo momento, aunque los ojos del humanoide no lo puedan percibir. Por ello, un antiquísimo himno gnóstico nos dice:
«Creo en el Padre como entidad impersonal, inefable e irrevelado, que nadie ha visto, pero cuya fuerza, potencia creatriz, ha sido y es plasmada en el ritmo perenne de la creación…».
Incuestionablemente que el primer triángulo que observamos señala a Dios in abscondito, o inmanifestado AIN de los kabalistas, aquel de quien hablara el Gran Kabir de Galilea cuando sus discípulos le preguntaron: «¿Cuándo veremos a ese Padre que mencionas tantas veces?», y él les respondió: «¡Quien ha visto al Hijo ha visto al Padre!», pues el Hijo es uno con el Padre, así lo ha establecido desde hace milenios la tradición gnóstica teológica…
Cabe señalar, caros lectores/as, que a ambos lados de este primer triángulo podemos contemplar dos grandes fuegos que hacen juego con otros dos: unos a la derecha y otros a la izquierda del grabado aquí estudiado. Estos cuatro fuegos simbolizan al eterno TETRAGRÁMMATON.
Empero, más abajo hallamos otro triángulo, también alado, que preside a todos los cosmos señalados por el cinturón zodiacal en el primer círculo. En un segundo círculo energético se muestran para nosotros los símbolos de seis planetas principales, a saber: SOL ─dentro del segundo triángulo─, LUNA, MARTE, SATURNO, VENUS y JÚPITER… Importante es destacar que el Sol está unido a la Luna por los extremos de un palo vertical. Este palo vertical hace cruz con otro de tipo horizontal nuevamente para mostrarnos el poder generador y regenerador del símbolo de la cruz. Ya lo hemos dicho en anteriores mensajes, que la cruz es también el símbolo de la DIVINA IO ─Divina Matriz del Universo─, fecundada por el RA EGIPCIO, constituido por un círculo que lleva un punto negro en el centro. Este es el LINGAM MASCULINO EMBUTIDO EN EL YONI FEMENINO. De allí nace toda la electricidad del universo.
Acompañan a estos dos palos de esta cruz otros segmentos, pero el palo vertical que brota del Sol del segundo triángulo se entierra en un cubo que contiene justamente una Luna. He allí los dos componentes de la GRAN OBRA ALQUÍMICA: el Sol el Azufre y la Luna el Mercurio…..
Igualmente importante resulta el hecho de ver unos círculos ─cuatro en total─ sobre la cruz blanca que conecta al segundo triángulo con un cubo. Estos círculos energéticos aluden directamente a las dimensiones que van desde el mundo causal, pasando por el mundo mental, siguiendo por el mundo astral y terminando en el mundo físico.
El cubo en el cual entra el palo vertical que forma una cruz con su compañero, el palo horizontal, es la mismísima PIEDRA FILOSOFAL, PIEDRA DE LOS FILÓSOFOS, PIEDRA SALINA o PIEDRA DE LOS ESPLENDORES.
Dentro de tal Piedra podemos apreciar un triángulo invertido que nos señala el descenso de las fuerzas divinas hacia el microcosmos hombre.
Debajo de tal Piedra se puede detallar la presencia de una especie de castillo, en cuyo centro encontramos la figura del CHRESTOS alegorizado por un cordero que lleva en su lomo la bandera de la liberación. Tal cordero es el cordero pascual que tradicionalmente ha sido llamado el CORDERO DE DIOS, pues así como un cordero que era llevado al matadero, así Jesús cargó con la cruz en la que fue martirizado y crucificado para enseñarnos el camino de regreso al Padre que está en los cielos. La finalidad última de la existencia del hombre sobre la tierra no es otra que luchar por encarnar a su SALVADOR SALVANDUS ─su Cristo íntimo─, quien es su auténtico liberador y su Señor de Perfecciones.
El castillo tiene tres entradas para su acceso. Estas tres puertas nos llevan hasta el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, las tres fuerzas que juntas crean.
Añado ahora para vosotros algunas afirmaciones importantes vertidas sobre el controvertido autor de este precioso grabado:
La tesis de Böhme presentada en el libro se puede resumir así: todo en el mundo material lleva la huella o “firma” o “signatura” de su complemento espiritual, y al comprender estas firmas y la relación entre ellas uno puede obtener una visión de lo divino.
La creación, los procesos naturales, la vida humana se mueve debido a fuerzas internas que determinan fenómenos externos de la naturaleza. El filósofo, según Böhme, puede leer en las cosas ─en sus formas y en sus valores simbólicos, en su “signatura”─ su origen interno y su esencia. La divinidad se revela a través de la naturaleza.
Böhme, defendiéndose de la acusación de panteísmo, dijo:
“Todos aquí reflexionen y me dejen libre de culpa. No digo que la naturaleza sea Dios […], pero digo que Dios da fuerza a toda vida, sea mala o buena, a cada uno según su deseo […]. Entonces, desde Él y por Él todo es; todo lo que no es su amor es su ira.
Entonces el sofista lo interpretará mal y dirá que mezclo todo en una sola cosa y considero que la naturaleza es Dios […]. Le digo que mire bien mis palabras y aprenda a comprenderlas correctamente […]. Por tanto, que preste atención a su significado: no escribo de manera pagana, sino teosóficamente, por una razón superior a la externa”.
Os añado ahora unas frases para vuestra reflexión:
«No hay más revolución que la del tiempo».
Miguel de Unamuno
«Las revoluciones son el hipérbaton de la sociedad».
Gabriel Alomar
«Los males del mundo durarán hasta que los filósofos sean reyes o los reyes se hagan filósofos».
Platón
«Nunca el hombre virtuoso aparece más grande a la vista del mundo entero como cuando sufre con valor las injusticias de la suerte; entonces parece que mide sus fuerzas con las del destino y que lucha cuerpo a cuerpo con él».
Barón de Holbach
«Sufre con paciencia por Dios pobreza, enfermedad, trabajos y afrentas, y quedarás premiado».
Santa Teresa
NON SCHOLAE SED VITAE DISCIMUS.
─‘No aprendamos para la escuela sino para la vida’─.
KWEN KHAN KHU