Muy queridos/as lectores/as:
Aprovecho para escribiros unas líneas y comentaros acerca de una pintura que lleva por título…
…EL LAMENTO DE LA NATURALEZA CONTRA EL ALQUIMISTA ERRANTE
Esta obra artística fue creada en el año 1516. Fue obra de Jean Perreal, de París, un exitoso retratista de la realeza francesa en la primera mitad del siglo XVI que, además, fue escultor y diseñador de manuscritos. Estuvo muy activo en Francia, Italia y también en Londres.
La parte central de esta ilustración alquímica nos presenta al Alquimista de pie observando el Mercurio, que está sentado sobre un fogón que, a su vez, forma parte de un árbol. Indudablemente que el Adepto está observando las mutaciones o transformaciones de su materia prima, que es mostrada por medio de una criatura andrógina: macho-hembra, masculino-femenino. Esto nos recuerda que nuestra tintura, o Mercurio Azufrado ya integrados, trabaja incesantemente en nuestra anatomía orgánica y en nuestra anatomía oculta. Por ello es fácil apreciar ese cruzamiento que hacen los nadis ─Idá y Pingalá─, conformando una especie de caduceo por el que ascienden los átomos lunares y solares durante nuestro trabajo en la Fragua de Vulcano.
Obsérvese que la criatura que representa al Mercurio tiene alas rojizas para indicarnos que tal tintura se volatiliza en nuestro continente psicosomático.
En el tope de ese aparente caduceo se puede apreciar un matraz posado sobre una hermosa flor áurea. Este es el misterio del Áureo Florecer del cual nos habla el V.M. Samael en sus diversas obras sobre el ars transmutatorio…..
También es muy importante remarcar la corona que ostenta en su cabeza el Mercurio Secreto. Dicha corona muestra varios símbolos ligados a los signos zodiacales. He allí, queridos amigos/as, constatadas las afirmaciones de nuestro Avatara de Acuario, plasmadas en su conferencia titulada «Los planetas metálicos de la Alquimia». En dicha conferencia nuestro bendito Patriarca hace alusiones a las profundas metamorfosis que va creando en nuestro psiquismo ese Arché milagroso.
El Adepto o alquimista está en permanente observación de lo que le sucede a la criatura hermafrodita. Esto nos habla de una regla del arte que nos recuerda: Vigila bien el régimen del fuego. Todos aquellos que trabajan mecánicamente con las aguas bautismales no obtendrán nunca las diversas metamorfosis que nuestra solución alquímica debe aportarnos. Aquellos que sigan pensando que no necesitamos refinarnos psicológicamente y refinar nuestro fuego SERÁN ABSOLUTOS FRACASADOS. Ese es el motivo por el cual en el tope de esta obra artística vemos el matraz dentro de esas hojas amarillas. He allí el símbolo del Oro Filosofal. El contenido que se halla dentro del matraz es de color rojo, haciendo referencia a la Tintura Roja, Mercurio Sulfuroso o Azufre Mercurial ya fundidos en un solo compuesto.
Un detalle que no queremos dejar escapar es el hecho de que, en el tope del pseudocaduceo de Mercurio, podemos apreciar, del lado derecho, una flor en capullo, al igual que habría otra en el lado izquierdo de nuestro grabado. Estas dos flores, unidas a la flor central, constituirían el emblema de las tres fuerzas primarias de la creación, al amparo de las cuales se realiza toda forma de creación física o metafísica.
A un lado del alquimista vemos una especie de horno del que sobresalen varios matraces. ¿Qué son estos matraces? Respuesta: Tales matraces señalan las variadas reiteraciones de nuestro trabajo con nuestro almizcle supremo. Muchas veces se dan órdenes a los trabajadores de la Gran Obra para que detengan sus trabajos durante una temporada y luego vuelven a retomar los mismos cuando se les indica, por ello aparecen esos diversos matraces.
Asimismo, bueno es destacar que el horno que tiene fuego encendido y sobre el cual está sentado el mismísimo MERCURIO nos está mostrando que la cocción del mismo se está desarrollando siguiendo las reglas del arte.
¿Por qué razón este grabado es titulado El lamento de la naturaleza contra el alquimista errante? Respuesta: Porque, en realidad, es la naturaleza quien hace LA OBRA en nosotros, obviamente guiada por nuestro Padre que está en secreto. El humanoide debe regirse por las reglas del arte que le marca su Madre Natura y no por las miles de teorías que abundan como la mala hierba.
El manuscrito se encuentra en el Musée Marmottan Monet, París.
Detalle de la parte superior del árbol:
Os entrego ahora unas frases como motivo de reflexión:
«Todo arte es imitación de la naturaleza».
Séneca
«La agitación del arte es natural y sana, y el alma que la siente padece más de contenerla que de darle salida».
José Martí
«La transmisión del pensamiento por el arte, como la transmisión de la verdad, es obra de pasión y de amor».
Rubén Darío
«Mostrar el arte, ocultando al artista: tal es el fin del arte».
Oscar Wilde
«El arte es la verdad porque crea lo que debe ser».
Simón Bolívar
QUOD AGAS, ID AGAS.
─‘Lo que vais a hacer, hacedlo’─.
KWEN KHAN KHU