¿En qué se basa la gran ley para castigarnos?

¿En qué se basa la gran ley para castigarnos? 850 480 V.M. Kwen Khan Khu

Muy queridos amigos/as:

Me complace enormemente escribiros para hablaros acerca de:

¿EN QUÉ SE BASA LA GRAN LEY PARA CASTIGARNOS?

Las sagradas enseñanzas de nuestro Patriarca, el V.M. Samael Aun Weor, nos enfatizan en muchas de sus obras que la Gran Ley del Karma basa sus desideratos tomando en cuenta tres aspectos de las matemáticas, a saber: EL PESO, EL NÚMERO Y LA MEDIDA.

Indudablemente, para muchos compañeros del camino esto podría sonar «a chino» si no tratásemos de explicarlo doctrinariamente.

La Ley Superior, cuando habla de número, peso y medida, se refiere al número de faltas cometidas, la medida de nuestras faltas y el peso de nuestras faltas desde el punto de vista ético…

Para la Gran Ley las cosas no son vistas desde el punto de vista moral, pues la moral es hija del tiempo y la distancia. Lo que sería moral en un sitio puede ser inmoral en otro, lo que fue moral en una época puede haberse convertido en inmoral en otra, pero la ética depende del SER y no de las opiniones de los humanoides ni de los tiempos. El SER está por encima, pues, de la moral.

Hemos de saber, asimismo, que quienes juzgan a la humanidad son los SERES que forman el círculo de los cuarenta y dos Jueces del Karma comandados por el divino Arconte ANUBIS

Cada uno de estos Seres está conectado a la Conciencia Cósmica, lo cual les permite conocer directamente, en cuestión de segundos, todo lo que acontece en los sistemas solares y en las razas humanas, en cualquier espacio o tiempo. Recordemos que existen grados y grados de Conciencia. Existe la Conciencia normal, la Autoconciencia y, por otra parte, la Conciencia Cósmica, esto no debemos olvidarlo.

En este mismo orden de ideas, hemos de recordar a nuestro KAOM interior, el policía del Karma que cada uno de nosotros lleva dentro como una de las partes autoconscientes y autónomas de nuestro sagrado SER.

Dicho todo lo anterior, necesitamos saber que tanto nuestro Kaom particular como los divinos Arcontes del Destino ─léase: los cuarenta y dos Jueces del Karma─ están permanentemente conectados a lo largo de nuestra vida o existencia y durante todo el Maha-Manvantara. Asimismo, no podemos olvidar que todo acontecimiento, por ínfimo que este fuese, queda registrado en la Conciencia Cósmica, y parte de esa Conciencia Cósmica vienen a ser los Registros Akáshicos, en los cuales está grabada la historia misma de nuestra humanidad…

Así pues, por lo tanto, cuando nosotros rompemos la Ley del Equilibrio Universal, íntimamente ligada a la ética del SER, inmediatamente nuestra transgresión queda recogida en la Conciencia Cósmica y, automáticamente, en la Conciencia de los Señores del Karma, y tanto ellos como el Kaom particular denuncian ante el supremo tribunal el delito acontecido, o los delitos acontecidos, y esa información queda inmediatamente almacenada en los archivos del santo tribunal.

Esta es la razón por la cual nosotros, los devotos del Camino Secreto, podemos trasladarnos ante el Palacio del Karma y solicitar ante el mismo que se nos permita conocer el LIBRO DE NUESTRA VIDA. En dicho libro, con asombro, observaréis que sus páginas están llenas de miles, miles y miles de fotos que muestran cómo hemos actuado en todos los momentos de nuestro peregrinar sobre este mundo.

En base a esto podemos negociar con los Arcontes del Destino, pues el karma es negociable siempre y cuando no se trate de un KAMADURO…

Ahora entenderéis por qué el karma puede ser aplicado inmediatamente a una persona o ser guardado en los archivos kármicos para ser cobrado posteriormente en el final de nuestra existencia o, inclusive, en otras existencias. Aquí es donde se pone de manifiesto aquello de la MISERICORDIA al lado de la JUSTICIA.

Quien estas líneas escribe tuvo la oportunidad de presentarse ante el Templo de la Gran Ley y solicitar a los archiveros del karma que me mostraran EL LIBRO DE MI VIDA. Para mi asombro, allí, en las páginas de aquel voluminoso libro, estaban las fotografías de todo lo que me había ocurrido desde los primeros años de mi infancia hasta mis días actuales. Allí estaban hasta las cartas que un servidor había enviado a la Justicia Divina solicitando favores a la misma. El mismísimo archivero me dijo en un momento determinado, mientras ojeaba las páginas de aquel libro, lo siguiente: «A nosotros nos gusta recibir sus cartas, pues usted siempre ha cumplido lo que ha prometido hacer a cambio». Esto último me impactó sobremanera…

Así pues, queridos lectores, sabiendo ya que la Conciencia de los sagrados Jueces de la Ley y la superlativa parte de nuestro SER que llamamos Kaom, están interconectadas con la Conciencia Cósmica, podemos inferir fácilmente que cuando quieren juzgarnos tienen muchos recursos para determinar:

  1. Cuántas faltas hemos cometido ─la Ley del Número─.
  2. En qué medida hemos cometido esa falta ─Ley de la medida─.
  3. Qué peso tiene dicha falta ─Ley de los pesos─.

Así es como se maneja, estimado lector, la Ley del Destino o Ley del Karma, también llamada Ley de Causa y Efecto.

La Ley del Karma no es una ley ciega, absurda, vengativa o tonta. Nada de eso. La ley está siempre abierta a todo tipo de negociaciones, ya sean negociaciones que nuestra Divina Madre quiere hacer con los agentes de la Gran Ley para ayudarnos a nosotros, o ya sean negociaciones de nuestro Cristo íntimo para que se nos abran puertas en nuestro peregrinar. Inclusive, hasta nuestro bendito Gurú hace negociaciones ante los Leones de la Ley para que se nos permita seguir nuestra travesía iniciática. De esto último doy testimonio directo porque lo he comprobado perfectamente.

Asimismo, ahora comprenderéis por qué una falta cometida, si no ha sido repetidamente realizada, es atenuada por otras obras positivas que juegan a nuestro favor ante la Gran Ley. Del mismo modo, una acción negativa cometida por nosotros será juzgada según el peso de la misma ante la gran balanza del destino. Cuando el peso de una falta es GRAVÍSIMO, es decir, MUY FUERTE, entonces los Agentes del Karma pasan a clasificarla como KAMADURO, no negociable. Pero si un error que hayamos cometido no es calificado como KAMADURO, entonces puede ser perdonado a causa de que otros comportamientos nuestros hayan sido ejemplares en favor de nuestro prójimo y ante la luz de la Conciencia.

Así se explica también por qué a un personaje llamado Pancho Villa, considerado por algunos historiadores como un simple bandido, se le amputó un cincuenta por ciento de sus agregados psíquicos, tomando en cuenta muchos sacrificios que este personaje realizó por muchos otros semejantes durante su existencia.

Así pues, amables lectores, ya hemos hablado del número de faltas y del peso de nuestros errores. Ahora también es bueno que sepamos esto de la medida de nuestras faltas

Muchas veces, nuestros errores cometidos, a causa de nuestra inconsciencia, han sido provocados por circunstancias exteriores con las cuales nos hemos identificado. Cada vez que nos identificamos, ya sabemos que determinados Yoes nos empujan a caer en el error y esto nos lleva a desequilibrar la Ley de la Armonía Universal… Todo esto se traduce en más karmas acumulados contra nosotros mismos. Empero, la Gran Ley, antes de emitir un veredicto final sobre nosotros y nuestro comportamiento, toma en cuenta el grado de inconciencia que tenemos y las circunstancias que lo rodearon. En este caso, nuestro error será medido matemáticamente para establecer hasta qué punto todo es por nuestra culpa o si hay otros factores que son necesarios determinar. Ejemplo: en una guerra entre países o en una guerra mundial, hay una parte de nuestra responsabilidad en nuestras actuaciones, pero hay otra parte que queda medida por las imposiciones que determinan sobre las personas los gobiernos del mundo, como el servicio militar obligatorio, que empuja a los soldados a los campos de batalla para masacrarse entre ellos. Esto hay que entenderlo muy bien.

Al lado de todo esto, queridos amigos y amigas, es bueno saber también que, según el peso y el número de nuestros delitos, los karmas que se nos aplicarán variarán. Esto quiere decir que si estuvimos maltratando durante diez años, por ejemplo, a un semejante, entonces, si no hay atenuantes a nuestro favor, el karma que se nos aplicará podría durar veinte años. Por otra parte, si el daño que hemos infligido a una persona la dejó paralítica para todo el resto de su vida, nosotros en la próxima existencia, cuando se nos aplique el karma correspondiente a aquella acción del pasado, comenzaremos en un determinado momento de esa nueva existencia a quedar paralizados de una parte de nuestro organismo hasta la hora de nuestra muerte física, tal y como le sucedió a esa persona a la que habíamos maltratado cruelmente hasta morir.

De manera, pues, que solo la autobservación de nuestros pensamientos, palabras y actos puede detener la maquinaria egoica que no cesa de producir actos kármicos, unos peores que otros. Pero en el fondo de todo esto, lo grave es que estos actos o sentimientos, palabras o pensamientos, son las energías malévolas que nos mantienen atados a la rueda de las fatalidades o Rueda del Samsara…..

Finalmente, queridos lectores, solo el despertar de nuestra Conciencia y nuestros sacrificios conscientes por nuestro prójimo, pueden alterar nuestro destino. Y el trabajo sobre nosotros mismos, mediante los Tres Factores de la Revolución de la Conciencia, es lo único capaz de permitir escaparnos de la Rueda del Samsara…, no lo olvidemos jamás.

Os dejo ahora unas frases para la reflexión.

«Estampa Dios en sus escogidos la viva imagen de la vida de Cristo».
Fray Juan de Lapuente

«No jures si no es con verdad, con necesidad y justicia, mirando con prudencia por qué juras y lo que juras, y serás tenido por verdadero».
Santa Teresa de Jesús

«Es justo por naturaleza lo que siempre y en todas partes tiene la misma vigencia y no porque así agradase a alguno».
Aristóteles

«Porque, aunque los atributos de Dios todos son iguales, más resplandece y campea a nuestro ver el de la misericordia que el de la justicia».
Cervantes

IVSTITIA EST CONSTANTS ET PERPETVA VOLUNTAS IUUS SUUM QUIQUE TRIBUERE.
─‘La Justicia consiste en la constante y perpetua voluntad de dar a cada cual lo suyo’─.
KWEN KHAN KHU

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