Muy apreciados amigos y amigas:
Quiero, en esta oportunidad, haceros llegar unas palabras acerca de otro de los misterios que rodean a las obras pintadas por el gran Maestro e Iniciado de Misterios Mayores Leonardo da Vinci. Me refiero claramente a esa que ha sido llamada:
LA DAMA DEL ARMIÑO
Pocas gentes saben que Leonardo era un legítimo clarividente, lo que podríamos llamar hoy, gnósticamente hablando, un turiya, es decir, un clarividente objetivo. Fue esa la razón por la cual Leonardo fue capaz de pintar en un lienzo nada menos y nada más que a su Madre Divina, y como fondo de su óleo, muy atinadamente, describió la Vía Húmeda y la Vía Seca del Ars Magna. Por esta razón, esta pintura pasó siglos y siglos sin ser entendida por los dizque «expertos en arte», pues no lograban saber por qué la Gioconda sostenía esa sonrisa enigmática.
Se llegaron a establecer un sinfín de teorías absurdas sobre quién era esa dama. Algunos dijeron que era una amante de Leonardo, otros que era una allegada de la familia de los Médici, otros que era una amiga del pintor, etc., etc., etc. Solamente gracias a la iluminación de nuestro Gurú y Avatara, V.M. Samael Aun Weor, hoy sabemos que la famosa Gioconda era su propia Divina Madre interior, o la Stella Maris particular de cada uno de nos…
Realmente, Leonardo da Vinci, además de pintor, inventor, clarividente e Iniciado en los misterios de la Blanca Hermandad, era un enorme conocedor de las ciencias de la Kábala y de la Alquimia, y por semejante razón fue capaz de utilizar todos estos conocimientos a la hora de realizar sus obras, que han quedado como tesoros del arte para la eternidad. Empero, estimados lectores, en esta ocasión quiero hablaros de otra de sus pinturas trascendentales, y me refiero enfáticamente a esa otra obra de arte titulada La dama del armiño…..
Hemos de saber que el armiño es un animalito normalmente blanco que detesta mancharse, es algo que está en su naturaleza, y esta razón llevó a los alquimistas medievales a asociarlo con el mercurio de los sabios o aguas mercuriales.
El Adepto Fulcanelli se refiere al armiño con estas palabras, veamos:
«Volvemos a hallar aquí un motivo ya encontrado en otras partes, sobre todo en Bretaña. Se trata de un armiño, figurado en el interior de un pequeño cercado que limita un encañizado circular, símbolo particular de la reina Ana, esposa de Carlos VIII y de Luis XII. Se le ve figurar, junto al puercoespín emblemático de Luis XII, en la campana de la gran chimenea del palacio de Lallemant, en Bourges. Su epígrafe encierra el mismo sentido y emplea casi las mismas palabras que la famosa divisa de la Orden del Armiño: Malo mori quam foedari, ‘prefiero la muerte a una mancha’. Esta orden de caballería, fundada primero en 1381 por Juan V, duque de Bretaña, debía desaparecer en el siglo XV. Restituida a continuación por el rey de Nápoles, Fernando I, en el año 1483, la Orden del Armiño había perdido todo carácter hermético y no formaba ya más que una asociación poco coherente de caballería patricia.
La inscripción grabada en la filacteria de nuestro artesón reza:
.MORI.POTIVS.QVAM.FEDARI.
‘Antes la muerte que la mancha’. Hermosa y noble máxima de Ana de Bretaña, máxima de pureza aplicada al pequeño carnicero cuya blanca piel constituye, según se dice, el objeto de atentos cuidados de su elegante y flexible poseedor. Pero en el esoterismo del Arte sagrado, el armiño, imagen del mercurio filosófico, señala la nitidez absoluta de un producto sublimado que la adición del azufre o fuego metálico contribuye a hacer más brillante aún».
─Extracto de la obra Las moradas filosofales, del V.M. Fulcanelli─.
Así pues, queda claro que el armiño viene a simbolizar al Mercurio azufrado, en otras palabras, a las aguas genesíacas ya fecundadas por el fuego de Stella Maris.
¿Quién es esta mujer que Leonardo quiso representar con este armiño?
Algunos pseudoestudiosos que han analizado esta obra de arte han lanzado teorías verdaderamente absurdas acerca de la misma. Han llegado a afirmar que dicha dama fue una amante de un sujeto equis equis, otras teorías dicen que se trató de una mujer que padeció la enfermedad de la sífilis y se la transmitió a sus amantes, otros lanzan opiniones realmente descabelladas; empero, todo queda en hipótesis, pues en la realidad nadie está seguro de haber conocido a esta doncella.
Llegados aquí, bueno es preguntarnos entonces: ¿realmente a quién quiso Leonardo da Vinci representar como una hermosa dama teniendo entre sus brazos tal animal que detesta mancharse, y más aún sabiendo que llegó a existir la orden hermética del armiño?
Respuesta: Nos encontramos, amigos y amigas, ante la representación pictórica del Buddhi, o Alma Divina, del mismísimo Leonardo da Vinci. Es por ello que aparece acompañada del armiño para hacer notar la castidad de la que gozaba tal mujer.
Esta es la tarea del verdadero hermetismo que ofrece a la humanidad los misterios del reino de los cielos bajo el velo de la literatura, la música, la escultura o el arte.
Recordemos que cuando un Maestro de la Blanca Hermandad se cae o pierde su estatus de Maestro, pierde todas sus cinco Serpientes de Fuego, empero la sexta y la séptima serpientes ─correspondientes al Buddhi y al Íntimo─ no caen. Ello se debe, justamente, a que el Buddhi NUNCA PARTICIPA DEL PECADO, NUNCA SE MANCHA, y de allí arranca aquella frase hermética: MORI POTIVS QVAM FEDARI, ‘antes la muerte que la mancha’… Tal es la razón por la cual vemos que dicha mujer lleva, asimismo, una especie de velo que le cubre parte de su frente.
Meditemos en todos estos misterios, paciente lector, pues si bien es cierto que la gloria de Dios consiste en ocultar sus secretos, la del hombre consiste en descubrirlos…..
Os dejo ahora unas frases para ser reflexionadas:
«El arte es la verdad porque crea lo que debe ser».
Simón Bolívar
«La transmisión del pensamiento por el arte, como la transmisión de la verdad, es obra de pasión y amor».
Rubén Darío
«Todo arte es imitación de la naturaleza».
Séneca
«Revelar el arte y esconder al artista, tal es el fin del arte».
Oscar Wilde
«La agitación del arte es natural y sana, y el alma que la siente padece más de contenerla que de darle salida».
José Martí
SAPIENTI SAT.
─‘Para el sabio es suficiente’─.
Kwen Khan Khu
Increíble Maestro , a veces pensaba quien era esa mujer misteriosa de la Mona Lisa y nunca me habría imaginado que era su Madre Divina y que alguien podría Retratarla y La Dama del Armiño no sabía que existía… extraordinaria información Maestro , Gracias por su Luz brindada en este articulo..hay que mirar ciertas obras con más detenimiento y intuición..