Para entender el Gnosticismo es necesario que nuestro lector sepa que las raíces del mismo hay que buscarlas inclusive en tiempos precristianos. Ya muchos de los elementos que permitieron la formación de la corriente que, a posteriori, sería llamada CRISTIANISMO, eran significativamente gnósticos. Incuestionablemente, gnosis –palabra griega– ha de ser traducida por ‘conocimiento’, pero es necesario comprender que, en este caso, se habla de un conocimiento revelador o salvador, capaz de permitirle al hombre reencontrarse con sus orígenes ancestrales y, por ende, ponerse en contacto con la Realidad Suprema que habita en el fondo de cada humana criatura.
El Gnosticismo es la vertiente teológica que aspira al verdadero religare del hombre con su SER interior profundo. Empero, en este caso, amigo lector, no estamos hablando de conceptos propios de la charlatanería ambigua muy común en nuestros días, no. Estamos poniendo en tus manos un saber capaz de hacer realidad, en tu propia existencia, aquella frase que los griegos esculpieron en el frontispicio del Templo de Delfos y que rezaba de esta manera: Homo nosce te ipsum –‘Hombre, conócete a ti mismo’–, y continuaba: «Y conocerás a los Dioses y el universo….».
La Filosofía y las religiones han enfatizado siempre que la Verdad subyace oculta en el interior del hombre, «como sepultada en una tumba», al decir de Filolao, el Pitagórico, antes de Cristo. Esta es una terrible verdad, amigo lector. La Verdad está en la Esencia divina que lleva en sus entrañas Sophia –el Alma Humana según la Gnosis–; pero ella, Sophia, está atrapada entre las redes del NO SER filosófico, el YO de la psicología, constituido por energías abominables que luchan entre sí provocando en el interior del ser humano el constante vacío y la permanente turbación que lo persigue.
Abandonar ese miserable estado y establecerlo –al hombre– en el Reino de la Consciencia, es la finalidad de los estudios gnósticos de todos los tiempos. Para ello es indispensable provocar, dentro de sí mismos, una Revolución Psicológica con el auxilio de una Didáctica y una Dialéctica gnósticas que, nuevamente, están a tu disposición en las doradas páginas de este tratado.
DIGNA MERCES LABORE.
–‘Trabajo dignamente recompensado’–.
«El último golpe final contra el antiguo Cristianismo gnóstico ocurrió a finales del siglo IV, cuando se desató una persecución contra los seguidores del obispo español Prisciliano de Ávila, a pesar de los ruegos de los cristianos caritativos ortodoxos, entre quienes estaba San Martín de Tours. A partir de entonces, la continua persecución de los gnósticos, a quienes por lo general se les denominaba Maniqueos, hizo difícil que el Gnosticismo sobreviviera. No fue sino hasta el surgimiento de los Cathars (Cátaros), en los siglos XII y XIII, que el Gnosticismo de Europa occidental salió de lo oculto».
Stephan A. Hoeller, GNOSTICISMO
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