Muy caros lectores y lectoras:
Me comunico con vosotros para haceros llegar esta magnífica obra pictórica del Maestro Leonardo da Vinci, titulada…
…LA ANUNCIACIÓN
Esta obra de arte mundialmente conocida es toda una joya esotérica por el contenido que encierra. En la misma apreciamos a la Virgen sentada y delante de Ella una mesa de mármol blanco sobre la cual reposa un reluciente velo que cae sobre un libro abierto. La Virgen toca el libro con su diestra.
El libro, en Alquimia, queridos lectores, representa al Mercurio de la Filosofía Secreta, y Ella, Stella Maris, representante del Fuego Divino, al tocarlo lo fecunda y es allí donde comienza la gestación del Adorable y de todo Maestro de la Fraternidad Blanca.
El tema del libro es muy representativo en el arte transmutatorio, y considero muy importante acotar aquí unas palabras del V.M. Fulcanelli, veamos:
«…finalmente, un segundo ángel que expone el libro abierto, jeroglífico de la materia de la Obra, preparada y susceptible de manifestar el espíritu que contiene. Los sabios han llamado a su materia Liber, el libro, porque su textura cristalina y laminosa está formada por hojitas superpuestas como las páginas de un libro. […]
Este libro, aunque sea muy corriente, aunque todo el mundo puede adquirirlo con facilidad, no puede, sin embargo, ser abierto, es decir, comprendido, sin revelación previa. Sólo Dios, por intercesión del «señor Santiago» [el Patrono de la Gran Obra según la Gnosis], concede, a quienes juzga dignos de ello, el rayo de luz indispensable. Es el libro del Apocalipsis, de páginas cerradas con siete sellos, el libro iniciático que nos presenta los personajes encargados de exponer las elevadas verdades de la ciencia. […]
A la salida de este artificio, el libro, abierto, muestra sus hojas de corteza grabadas. Aparece entonces, para maravilla de los ojos y gozo del alma, revestido de los signos admirables que manifiestan su cambio de constitución… [Entiéndase aquí que el Mercurio ha cambiado su constitución merced a los buenos oficios del fuego de Devi-Kundalini]. […]
En repetidas ocasiones, hemos tenido la oportunidad de explicar el sentido del libro abierto, caracterizado por la solución radical del cuerpo metálico [léase: el Mercurio, las aguas genesíacas], el cual, habiendo abandonado sus impurezas y cedido su azufre, se llama entonces abierto. Pero aquí se impone una observación. Con el nombre de Liber y bajo la imagen del libro, adoptados para calificar la materia detentora del disolvente, los sabios han pretendido designar el libro cerrado, símbolo general de todos los cuerpos brutos, minerales o metales, tales como la Naturaleza nos los proporciona o la industria humana los entrega al comercio».
─Extractos de la obra LAS MORADAS FILOSOFALES, del V.M. Fulcanelli─.
Este libro del cual hablamos reposa sobre un atril y, asimismo, apreciamos un velo sacratísimo que arropa el libro abierto y de cierta manera también al atril. Todo esto es para dar a entender que las verdades contenidas en ese libro son muy altas y necesitan ser veladas a los ojos de los profanos.
Por otra parte, digamos que la Virgen está ataviada con una ropa absolutamente alquímica por los colores que posee. En primer lugar vemos el azul intenso que en Alquimia suplanta al color negro, seguidamente vemos el color amarillo y finalmente aparece ante nosotros el color rojo, símbolo del Mercurio unido al Azufre de los sabios.
Recordemos que Ella, la Virgen, es la misma Stella Maris, la Virgen del Mar de los filósofos o Maestros del arte transmutatorio. Asimismo, no podemos olvidar que es Ella, Devi-Kundalini, quien recibe al niño Cristo en su vientre para alimentarlo con el Magnesio Filosofal ─el Mercurio en sí mismo─.
La Virgen lleva una aureola sobre su cabeza, no solamente por ser inmaculada o santa, sino porque ciertamente ella es Virgen antes del parto, durante el embarazo y después del parto, pues su obra está ligada a las alturas y es por ello que siempre es inmaculada, es decir, sin mácula, mancha o pecado…
Algunos datos históricos:
«Se sabe que [esta pintura] es uno de los primeros encargos a Leonardo, una obra de juventud del artista mientras estaba en el taller de maestro Andrea del Verrocchio. […]
[El cuadro] representa el tema de la Anunciación de la venida de Cristo a María anunciada por el ángel Gabriel, conforme a la Biblia cristiana, recogiéndose en el Evangelio de Lucas, 1:26-38:
Al sexto mes, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una virgen desposada con un varón que se llamaba José, de la casa de David; y el nombre de la virgen era María. Entrando el ángel a donde ella estaba, dijo: ¡Salve, muy favorecida! El Señor es contigo; bendita eres entre todas las mujeres. Pero ella, cuando lo vio, se turbó por sus palabras, y pensaba qué salutación sería esta. Entonces el ángel le dijo: María, no temas, porque has hallado gracia delante de Dios. Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y llamarás su nombre Jesús. Este será grande, y será llamado Hijo del Altísimo. El Señor Dios le dará el trono de David, su padre; reinará sobre la casa de Jacob para siempre y su Reino no tendrá fin. Entonces María preguntó al ángel: ¿Cómo será esto?, pues no conozco varón. Respondiendo el ángel, le dijo: El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por lo cual también el Santo Ser que va a nacer será llamado Hijo de Dios. Y he aquí también tu parienta Isabel, la que llamaban estéril, ha concebido hijo en su vejez y este es el sexto mes para ella, pues nada hay imposible para Dios. Entonces María dijo: Aquí está la sierva del Señor; hágase conmigo conforme a tu palabra. Y el ángel se fue de su presencia».
Observemos que el ángel tiene las alas batiendo y sostiene un lirio blanco ─lilium candidum─, símbolo de pureza según los teólogos. Mediante la Gnosis, hoy sabemos que esa rama florecida o lirio blanco simboliza a la mismísima columna vertebral que ha dado sus frutos esperados gracias a la utilización del Gran Arcanum. El Ángel Gabriel lleva vestiduras representativas de los dos tipos de azufre que todo alquimista ha de conseguir: primero el Azufre incipiente comenzando a dar sus frutos, llamado León Verde, y posteriormente el Azufre totalmente integrado con el Mercurio, llamado León Rojo.
Asimismo, nótese que el Ángel Gabriel aparece saludando a la Virgen Ram-IO o María levantando los dedos pulgar, índice y medio, simbolizando de esta manera que las fuerzas del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo la saludan y están con Ella.
Asimismo, hemos de observar que la Virgen de esta honorable tela o lienzo está tocando con su mano derecha un libro abierto. El libro abierto representa al Mercurio exaltado a causa de la unión con el Azufre divino, el fuego de Stella Maris. Igualmente, tómese en cuenta que la Virgen está en esta obra comenzando su embarazo y una parte de su vientre está arropado con una tela de color dorado a causa de lo que está gestando en sus entrañas.
La composición del cuadro usa una perspectiva rigurosa llamada punto de fuga, la cual conduce la mirada hacia una montaña rocosa lejana. Obviamente, tal montaña representa la Alta Iniciación, la búsqueda del Cristo íntimo, mientras la ciudad portuaria con sus naves hace referencia a la vida mundana o vida horizontal.
Os hago llegar, para bien de todos, algunos detalles de esta santísima representación pictórica para darnos cuenta, una vez más, de que Leonardo da Vinci estaba muy relacionado con el Ars Magna. Era todo un Venerable Maestro de la Gran Fraternidad Blanca.
Os regalo ahora unas valiosas frases para ser reflexionadas:
«Lo único que los hombres podemos dar es nuestra fuerza, pero las mujeres se dan a sí mismas. Dan la vida a los demás con su propia vida y con su propia vida sustentan la de los demás. Estos dones son los únicos dones verdaderos».
Rabindranath Tagore
«Para escribir sobre las mujeres hay que mojar la pluma en el arco iris y emplear como secante polvo de alas de mariposa».
Diderot
«Toda mujer es una flor con alma».
Campoamor
«La mujer está más maltratada por la civilización que por la naturaleza».
Rousseau
«La mujer sabia edifica su casa, mas la mujer necia con sus manos la derriba».
Proverbio bíblico
MATER SEMPER EST.
─‘La madre es siempre cierta’─.
KWEN KHAN KHU