Muy queridos amigos y amigas lectores/as:
Con profunda alegría os hago llegar el presente grabado que algunos investigadores han llamado…
…ALEGORÍA DE LA CAZA
Este grabado se atribuye a Giorgio Ghisi ─1520-1582─, grabador renacentista italiano, quien, basado en los diseños de Luca Peni ─1500-1504─, los ejecutó.
Este grabado tuvo la mala suerte de no tener título propio, pues varios museos lo denominan de diversas maneras: Orion y Diana, Adonis llevando a Venus, Endimión y Diana… Al no poderse indentificar a los personajes con certeza, en el libro Los grabados de Giorgio Ghisi, escrito por Boorsch Suzanne, Michael Lewis y R. E. Lewis, optaron por llamar al grabado Alegoría de la caza.
Comentarios:
«Endimión era un joven apuesto sumido en un sueño perpetuo. Era amado por la diosa Selene ─la Luna─, quien lo visitaba todas las noches. En ninguna parte se relata que Endimión se despertó y llevó a Selene sobre sus hombros.
Sobre Orión se decía que era un cazador renombrado por su hermosura, que fue cegado por Oinopión cuando intentó seducir a su hija. A Orión le dijeron que los rayos del sol lo curarían, por lo que puso al niño Cedalión sobre sus hombros para guiarlo hacia el este. Orión fue asesinado por Diana.
Debido a que no se cuenta que Orión llevara a una mujer sobre sus hombros, y la figura masculina en el grabado no parece significativamente más grande que la femenina, la identificación de los dos como Orión y Diana es difícil de sostener según muchos autores.
Por otra parte, el joven Adonis era sumamente hermoso, hasta el punto de que la diosa Afrodita se enamoró de él. En una ocasión en que Adonis andaba de caza lo mató un jabalí salvaje. No existe, sin embargo, ninguna historia sobre Adonis llevando a Afrodita sobre sus hombros.
Este grabado ha pasado por algunas metamorfosis. Por ejemplo, en la estampa de Ghisi se observa una cruz, que se ve claramente en el primer boceto inacabado del grabado [vease la ilustración de más abajo] y que, de hecho, fue borrada de forma imperfecta y todavía se ve en las impresiones de la estampa realizadas hasta que la plancha llegó a manos de Cludio Duchetti ─comerciante de grabados y editor, 1565-1572─. La referencia cristiana parece totalmente incongruente en esta escena clásica, y su inclusión en la versión inacabada sigue sin explicación».
Queridos/as lectores/as, independientemente de querer ver asociados en este grabado a la diosa Diana en compañía de otro deiduso, lo que sí nos interesa a nosotros en la Gnosis es la relación de la casta Diana con nuestra Divina Madre y el trabajo enorme de dar caza a nuestros innumerables agregados psicológicos que en nuestras entrañas psíquicas llevamos. Por ello se la asocia también a la Luna, razón por la cual lleva la imagen del satélite, en forma de cuarto creciente, en muchos otros grabados. Igualmente, siempre se la ve asociada a un arco y sus flechas de plata.
Diana era hija de Zeus y Letona, y rogó a su padre permanecer eternamente siendo casta. Esa fue la razón por la cual muchos personajes mitológicos que fueron movidos por la curiosidad de verla desnuda fueron muertos por los dardos de la diosa cuando esta los descubrió en su atrevimiento.
El personaje que lleva a Diana sobre sus hombros lo podemos asociar claramente con cualquier Adepto de la Blanca Hermandad que anhela ser acompañado por nuestra bendita Diosa Madre interior para asegurarse de la muerte de los elementos egoicos que, desgraciadamente, nos identifican ante los Dioses como fantasmas. Esta es la razón por la cual el guerrero o Adepto que lleva a la diosa sobre sus hombros lleva en su mano diestra justamente una enorme lanza que señala la fuerza viril y casta de quienes no derraman el vaso de Hermes según la tradición gnóstica.
La pareja central va seguida de una corte compuesta de Ninfas que también Diana rogó a su padre ─Zeus─ que la acompañaran permanentemente. Todas estas Ninfas, según el mito, deberían permanecer siempre castas, lo cual nos indica que las distintas partes de nuestro SER y de nuestra Divina Madre son y permanecen siempre castas a los ojos del Theomegalogos.
La cruz que se observa en el grabado más pequeño que el principal fue, sin duda, una ocurrencia de alguno de los grabadores de la época, que pretendió mezclar los mitos griegos con la fe cristiana. Y no hay duda, por otro lado, de que la verdadera castidad solo se consigue mediante el cruce de las fuerzas masculinas y femeninas durante el coito metafísico según las tradiciones herméticas más ancestrales. Ese es el misterio del lingam-yoni y pudenda de las doctrinas tibetanas e hindúes.
Singularmente, igual merecen nuestra atención los perros que siempre acompañan a la deidusa mitológica Diana. El perro ha sido asociado siempre a dos virtudes: la fidelidad y la fuerza sexual, ya sea esta última sublime o execrable. Baste recordar a los perros Ortro y Euritión contra los que luchó el Hércules mitológico en uno de los doce trabajos que le fueron impuestos por los Dioses del Olimpo para recobrar su estatus de divinidad. Ambos canes simbolizaban una violencia sin límites, esa es la violencia del infrasexo que ciega la razón a los peregrinos desprevenidos.
En el primer boceto inacabado de la ilustración, en el detalle, se aprecia la cruz que comentamos renglones arriba, y la misma está al pie de un árbol. Asimismo apreciamos un hombre y una mujer caminando por el sendero. Esta pareja nos recalca que el misterio que envuelve la castidad no ha de ser practicado solamente entre los Dioses sino también por la especie humana en general.
Un texto en latín nos dice lo siguiente:
«In sylvis habitans ab amore carcere liber credireram demens vivere posse diu. Sed deus ille potents hominum confundere mentem hanc ut amem moles. Vult humerisque feram».
Una traducción sería: ‘Habitando en las selvas, yo, insensato, había creído poder vivir largo tiempo libre de la prisión del amor. Pero ese Dios que puede confundir la mente de los hombres quiere que yo, aun sin quererlo, ame a esta mujer y que la traiga sobre mis hombros’.
Sin duda, amados amigos y amigas, el amor es un sentimiento decretado por el Creador para disfrute sano de su propia creación. Hemos de diferenciar, obviamente, EL AMOR CONSCIENTE del DESEO PASIONAL que hoy mantiene perturbadas las mentes de las multitudes.
Cabe señalar aquí, en estas cuartillas, a la piel que cubre el cuerpo del Adepto. Es semejante a la piel del León de Nemea, que terminó simbolizando el triunfo de Hércules en todos sus trabajos.
Añadimos ahora un dibujo realizado por Jacques Bellange ─1575-1616─, artista, grabador e impresor francés, con un comentario al respecto.
«Se ha señalado a menudo que Ballange debe haber sido consciente de la hermosa pintura sobre el mismo tema de Luca Peni, al menos a través del grabado que Giorgio Ghisi hizo en 1566. Pero Bellange lo cambió hasta hacerlo irreconocible al eliminar el paisaje ─aunque era crucial─ y centrar la mirada en la diosa, el titán y el perro».
Jacques Bellange también grabó en el dibujo los siguientes versos en latín, veámoslos:
«Gaudet amans nympha si raptos Agenore nata
Dum sua tergoribus per freta furla vehit
Qua mihi nunc impleut placidam solatia mentem
Dum mea sic humeros pulchra Diana gravat».
Traducción: ‘Así como se alegra el enamorado rapaz de la ninfa, hija de Agenor, mientras la lleva sobre su espalda en mares embravecidos, ¡qué consuelo baña mi alma serena mientras siento el peso de mi bella Diana sobre mis hombros!’.
Os transcribo ahora unas hermosas frases para vuestra reflexión:
«El amor es el gran refugio del hombre contra la soledad, la inmensa soledad que le han impuesto la naturaleza, la especie, las leyes eternas».
Henry Bataille
«El amor nace con nosotros cuando nacemos».
Unamuno
«Un corazón ardiente siempre pide dulzura a la vida».
Dostoievski
«El amor no admite sino el amor por paga».
Fernando de Rojas
«Dos cosas hay que no se pueden conseguir con el oro: la verdadera amistad y el verdadero amor».
Antístenes
AD INFINITUM.
─‘Hasta el infinito’─.
KWEN KHAN KHU