Contemplación de la revelación divina, Jacob Böhme

Contemplación de la revelación divina

Contemplación de la revelación divina 850 480 V.M. Kwen Khan Khu

Muy amados lectores/as:

Con gran gusto me dirijo a vosotros para haceros llegar la interpretación de este grabado que lleva por título…

…CONTEMPLACIÓN DE LA REVELACIÓN DIVINA

Contemplación de la revelación divina, Jacob Böhme

Ante todo hemos de saber que esta ilustración fue obra del gran místico alemán llamado Jacob Böhme. Este grabado es la portada de una obra del mencionado autor y los editores le hicieron a Jacob Böhme 177 preguntas teosóficas, de las cuales el autor contestó 15.

Ante nuestros ojos resaltan, primeramente, en la parte superior de este hermoso grabado, tres coronas rodeadas de Coros Angélicos las dos de arriba, mientras la tercera corona resplandece sobre la cabeza de un hombre que lleva a su lado la letra A, indicativa del Adán divino, hecho a imagen y semejanza del creador según las Sagradas Escrituras.

Debajo de las coronas antes citadas podemos observar tres letras. En el extremo izquierdo una M y en el extremo derecho una V. Tales letras están envueltas en fuego. La corona inferior, que se halla encima del Adán primigenio, va acompañada por una I. Las tres forman un triángulo con el vértice hacia abajo. Las letras señaladas: M-V-I, deben ser traducidas como Mysterium Verbi Ignei, ‘el misterio del verbo ígneo’. Todos sabemos que la creación es hija del fuego omnisciente. No hablamos aquí del fuego de la cocina o de las chimeneas, sino de aquel verbo al cual se refería HERÁCLITO, el gran filósofo griego, cuando exclamó: «Dios no es ningún individuo o entidad cualquiera, sino que es un fuego que se enciende a sí mismo o se apaga, es omnisciente, omnipotente, y crea o destruye según sus leyes»…..

Esta argumentación profundamente gnóstica nos recuerda aquella transcripción que fue escrita en el tope de la cruz sobre la que se crucificó al Rabí de Galilea ─V.M. Aberamentho─ y que rezaba: INRI, en su traducción: IGNI NATURA RENOVATUR INTEGRA, ‘el fuego renueva íntegramente toda naturaleza’. Necesitamos comprender que las supradimensiones del cosmos no son otra cosa que diferentes formas de energía ─léase: Fuego─ que se han ido cristalizando con el pasar de los millones y millones de años. Esto es lo que conforma un MAHA-MANVANTARA según los indostanos. Por otra parte, es interesante saber que la palabra IEHOVA ─léase: JEHOVÁ─ en lengua hebraica ha de entenderse IOD-HEVE, lo cual enuncia las dos polaridades masculina y femenina. Ellos, los Elohim, crearon en sus templos, en el inicio de la creación, mediante una cópula sagrada y con el uso del verbo divino o lengua sagrada, los diversos cosmos con todas sus galaxias, sistemas solares, mundos o planetas, y razas humanas. Así fue como se creó al hombre a imagen de su creador, y para entonces ese Adán era andrógino ─macho-hembra─ o andrógino divino,que estaba dotado de la lengua de oro.

El hombre, pues, fue una emanación divina del mismísimo THEOMEGALOGOS ─el Señor de la Gran Palabra─, y por ello tenía control sobre los cuatro elementos de Natura según la Gnosis. Y fue allá, en ese HAGIOCOSMOS ─COSMOS SANTO─, donde los Elohim llevaron a cabo la creación del hombre utilizando para ello, como ya hemos dicho, el arquetipo de lo que sería más tarde la raza humana. En todo ello intervino el fuego del Eterno. Por eso la letra I aparece exactamente sobre la cabeza del hombre de nuestro grabado.

También resulta muy acertado señalar los dos círculos que encierran a los Coros Angélicos, pues son las altas esferas en las que se manifiesta la voluntad divina. Justamente allí donde se juntan esos dos grandes círculos que estamos describiendo, aparecen ante nosotros dos círculos que encierran una cruz. Esos dos círculos son, nuevamente, la recordación del HAGIOCOSMOS que justamente está regido por tres leyes:Santo Afirmar, Santo Negar y Santo Conciliar. Estas tres fuerzas actúan por medio del cruce del lingam masculino con el yoni femenino de aquellos Elohim que previamente también hemos citado. Por eso «El poder está en la cruz…», nos advierten los textos gnósticos milenarios.

Vayamos ahora a la descripción del hombre que es el centro de nuestro grabado. El mismo se halla encerrado dentro de un círculo que lo abarca hasta la cintura. Con ello se nos indica que de la cintura para arriba se halla la parte sublime del Homo sapiens sapiens y de la cintura para abajo se encuentran las fuerzas que definirán su estatus a posteriori. La Kábala nos dice que el Sephiroth YESOD está en contacto con nuestros órganos creadores. Y allí, en esa región, se define el destino de la raza humana, ya sea para convertirse en una RAZA FORNICARIA o tal vez para llegar a las cimas de la CASTIDAD CIENTÍFICA mediante la sublimación de las energías sexuales.

Es por tal motivo que allí, en esa área, se abre un círculo que conecta la vida divina con la vida humana o material. Y, curiosamente, es en el Sephiroth MALKUTH ─mundo material o tridimensional─ donde las almas han de luchar por la Autorrealización Íntima de su SER o dejarse tragar por las leyes de la naturaleza hasta INVOLUCIONAR… Tal es la causa por la que vemos allí una oveja y un cabrito. La oveja simboliza a las almas que aman a Dios y los cabritos son aquellas almas que reniegan de lo divino y adoran a satán.

En ese medio círculo representativo del mundo material podemos entrever un Sol y una Luna, símbolos alquimistas que aluden al AZUFRE de los sabios y al MERCURIO ─aguas genesíacas del devoto─. Mediante la mezcla de ambos ingredientes ─decían los alquimistas─ se puede crear la GRAN OBRA INTERIOR. Este es el misterio del ARCANUM A.Z.F.de la Gnosis.

Podemos, asimismo, contemplar un total de veintitrés estrellas, cuya sumatoria kabalística nos daría el número 5. El número 5 representa la estrella de cinco puntas, el hombre autorrealizado, integrado con su Real SER interior para vivir dentro del recto sentir, recto pensar y recto actuar.

Asimismo, resulta oportuno señalar que el hombre de nuestro tema tiene en su mano izquierda una especie de cartucho de dinamita para indicarnos que solamente mediante el fuego se pueden llevar a cabo todas las grandes realizaciones espirituales que están, por cierto, encerradas en una rueda que contiene todas las letras del alfabeto latino, hallándose en el centro el símbolo de la cruz. Con esto se nos está diciendo que, como en el alfabeto, desde el principio hasta el final debemos trabajar con el fuego…, utilizando siempre el misterium regeneratoris del cruce de las polaridades masculina y femenina.

Os envío ahora unas frases que merecen nuestra reflexión:

«Conócete a ti mismo».
Sócrates

«Es preciso conocerse a sí mismo. Cuando esto no sirviese para encontrar la Verdad, serviría a lo menos para ordenar la vida, y no creo que haya nada más justo ni más provechoso».
Pascal

«Nada hay más difícil que conocerse a sí mismo».
Tales de Mileto

«Nada hay querido si no es conocido».
San Agustín

«La conciencia de un hecho no es un conocimiento; si ambas cosas fuesen similares, el pez conocería más el océano que los geógrafos y los naturalistas».
Bernard Shaw

FINIS CORONAT OPUS.
─‘El fin corona la obra’─.

KWEN KHAN KHU