Acuéstese el discípulo en su lecho en posición horizontal. Relaje su cuerpo para que ningún músculo haga presión sobre el cuerpo astral. Adormézcase pronunciando el mantra RUSTI, así: RUUUUUSSSSSTIIIII.
Este mantra se pronuncia mentalmente. El discípulo debe convertirse en esos instantes en un espía de su propio sueño.
Cuando el discípulo se halle ya en ese estado de sopor o somnolencia que precede al sueño, levántese de su cama y salga de su cuarto. No se preocupe el estudiante por su cuerpo físico en esos momentos, levántese de su cama y salga de su cuarto. ¿Cómo?, ¿de qué manera? Casi todos los estudiantes suponen que se trata de una práctica de magnetismo o de autosugestión, etc., pero se equivocan lamentablemente, pues aquí no se trata de practicar autosugestiones o hipnotismos; sencillamente levantarse de su cama, que la naturaleza hará lo demás. Ella sabrá cómo va a separar el cuerpo astral del cuerpo físico. Al discípulo solo le cabe levantarse y salir de su cuarto, que la naturaleza hará lo demás.
Ya fuera de su cuarto, el discípulo dará un pequeño saltito con la intención de flotar en el espacio, y si flota, podrá entonces transportarse a la Iglesia Gnóstica en pocos segundos. Mas si no flotare, métase nuevamente el discípulo en su lecho y repita el experimento. Algunos triunfan inmediatamente, otros tardan meses y hasta años para aprender, pero el tenaz al fin triunfa.
Samael Aun Weor
Curso zodiacal (capítulo 3)