Tenemos la dicha de presentar al lector esta extraordinaria obra del V.M. Kwen Khan Khu que lleva por título EN EL REINO DEL ESPÍRITU. Se trata de un poemario en el que encontraremos, no solo la más elevada exaltación de los valores espirituales, sino que, a la vez, realizaremos un acercamiento al Reino de la Verdad de la manera más sublime, como es a través del lirismo y la belleza de la poesía.
En este libro su autor aparece en una faceta que ya ha desarrollado en otros textos, pero de una manera desbordantemente inspirada e inspiradora, que elevará el alma del lector y lo aproximará a eso que es lo Real y que solo se puede expresar a través del lenguaje libre y simbólico del poeta.
Solo la poesía y el arte sublime nos llevan en realidad a la fuente de la luz, en toda su abstracción y en su manifestación más elevada y bella. Disfrute, pues, el lector del estro poético que el V.M. Kwen Khan Khu nos regala con las musas que le han dictado estas maravillosas e inigualables letras.
Escrito está, caro lector, que el destino del hombre sobre la tierra no es otro que desvelar el misterio de su propia existencia. Esto significa alcanzar la individualización psicológica y anímica tan comentada por los budistas, taoístas, hindúes, cristianos primitivos y, en nuestros días, no solamente por el gran investigador Carl G. Jung, quien fuese con el Dr. Gispel uno de los primeros en revisar los llamados Manuscritos de Nag-Hammadi para posteriormente hacerlos llegar a la luz pública, sino también por el restaurador de la Gnosis eterna en pleno siglo XX, el muy Venerable Maestro Samael Aun Weor.
De acuerdo a esta disciplina –la Gnosis–, existen tres peldaños que, necesariamente, han de ser recorridos por el aspirante al Reino de la Verdad, al Reino del autoconocimiento o autorrealización. Los mismos son designados como cualidades que es necesario llegar a conquistar, y están definidas en este orden: imaginación, inspiración e intuición.
La tarea del aventurero comienza, por tanto, en adueñarse de una mente concreta para, posteriormente, elevarse a las alturas de la inspiración y terminar desembocando en las aguas sagradas de la voz del silencio o intuición.
Esa ha sido la trayectoria del autor de este poemario que ahora tienes entre tus manos, amable lector. Cada poema es un extracto de las vivencias que la realidad le ha ido proporcionando al V.M. Kwen Khan Khu con el objeto de hacer vibrar los corazones de aquellos que, cansados de la mecánica existencial, aspiran a instalarse en el Reino de la Eternidad.
Ankh-Af-Na-Khonsu.
«El eterno Padre, envuelto en sus siempre vestiduras invisibles, había dormitado una vez más durante siete eternidades. El tiempo no existía, pues yacía dormido en el Seno Infinito de la Duración. La mente universal no existía porque no había ningún Ah-Hi para contenerla. Las Siete Sendas de la felicidad no existían. Las grandes causas de la desdicha no existían, porque nadie las produjera y se quedara atrapado en ellas. Solo tinieblas llenaban el Todo Sin Límites, pues Padre-Madre e Hijo eran una vez más Uno, y el hijo no había despertado aún para la Nueva Rueda y su peregrinación por ella. Los Siete Señores sublimes y las Siete Verdades habían dejado de ser, y el universo, el hijo de la Necesidad, estaba sumido en Paranishpanna, para ser exhalado por aquello que es y, sin embargo , no es. No existía nada. Las causas de la existencia habían sido destruidas; lo visible que fue y lo invisible que es permanecían en el No Ser eterno, el Uno. Sola, la una forma de existencia se extendía sin límites, infinita, sin causa en el sueño sin ensueño; y la vida palpitaba inconsciente en el Espacio Sideral…».
–Las estancias de Dzyan, H.P. Blavatsky–