Muy amados lectores/as:
Con gran placer os escribo para dedicaros unas palabras acerca de este maravilloso grabado que tiene por título…
…NIÑO CON ARCO Y FLECHA Y OJO DE DIOS QUE TODO LO VE
Esta obra artística fue realizada por Boëtius Adamasz, también llamado Bodius, en el año 1624. El artista vivió entre los años1580 y 1633. Era ciudadano de los Países Bajos. Trabajó en colaboración con otro hermano Jesuita llamado Herman Hugo en los emblemas de Pia Desideria, uno de los libros devocionales más leídos, impreso en Amberes ─Bélgica─. Posteriormente, sus cuarenta y cinco grabados integrantes de esta obra fueron reaprovechados de diversas maneras.
Fue una de las obras más piadosas que se conocieron en la Europa del siglo XVII. El tema central de estas obras fue siempre el amor divino y el alma humana, y muchos autores afirman que siempre gustó el artista de representar estas virtudes bajo formas infantiles, ya fuese asociando sus grabados con Eros Cupido o con el niño Jesús.
En aquellos tiempos hemos de recordar que, según lo que nos enseñó nuestro Patriarca: V.M. Samael Aun Weor, en muchos monasterios cristianos católicos vivieron muchos monjes que se dedicaron, en secreto, a escrutar los libros alquímicos buscando de forma sincera autorrealizarse. Prueba de ello fue el gran Maestro Rabelais, autor de la obra Gargantúa y Pantagruel.Tampoco podemos olvidarnos de Atanasius Kircher, gran alquimista de entonces.
Para entrar de lleno en el tema de nuestro estudio, primeramente deberemos observar que en lo alto de este grabado vemos en el cielo un ojo acompañado de tres flechas y dos oídos.
Obviamente, las formas auditivas y el ojo representan las fuerzas de Dios, que TODO LO VE Y TODO LO ESCUCHA, pues para el SER no hay secretos ni en los cielos ni en la tierra gracias a su OMNISCIENCIA y OMNIPRESENCIA.
Las tres flechas que dirigen o apuntan a los cielos simbolizan a las tres fuerzas primarias de la creación y a los anhelos del alma en la Tierra por querer conocer los misterios divinos. Dichas tres fuerzas están allá arriba, en los mundos superiores de Conciencia, y por ello tales flechas se dirigen hacia el cielo.
Cuando el V.M. Samael nos desvela en su CURSO ZODIACAL el signo astrológico de Sagitario, nos explica que la flecha que envía el centauro humano apuntando con ella hacia el cielo simboliza los anhelos de la humana criatura, que deben llevarnos hasta los cielos de Conciencia suprema. Estas tres flechas a las que nos referimos van acompañadas de una frase escrita en latín y que reza de este modo: «Ah, ut nam heu». Traducción: ‘¡Ah, pobre de mí!’.
Y es que, ciertamente, ínclito lector, el alma o embrión de alma que llevamos dentro está encadenada a la Ley del Karma, y por ello está, igualmente, atada a la Rueda del Samsara. Esa es la causa de nuestros constantes sufrimientos en este valle del dolor que llamamos vida.
Hemos de tomar en cuenta también que las flechas o dardos que posee la criatura reflejada en este grabado aluden, sin duda, a los dardos eróticos, sin los cuales resulta imposible nuestra transformación radical para llegar a tener estatura espiritual suficiente que nos permita vivir en el Reino del Padre. Por ello, muchos autores asocian a la figura humana que aquí vemos con el mitológico Eros-Cupido… Allí está reflejado lo que nos recalca nuestro Patriarca, V.M. Samael Aun Weor, cuando nos dice: «Solo con la fuerza del amor es posible alcanzar nuestra liberación».Sin duda se nos habla, no del amor profano o pseudoamor lujurioso, no; se nos habla del amor que es de la muerte hermano.Esto hay que entenderlo muy bien.
Se nos dice que muchos autores vieron reflejado en ese niño que ilustra nuestro grabado al mismísimo niño Jesús de la tradición cristiana, y no anduvieron desencaminados, pues todo aquel o toda aquella persona que trabaja en el magisterio alquímico puede llegar a encarnar al niño Cristo,que luego se hará hombre y se convertirá en nuestro Salvador Salvandus particular, pues cada quien tiene el suyo. Ese es el misterio del Gnosticismo milenario.
Obsérvese que al lado del infante se puede apreciar una máscara. Esta máscara representa la personalidad humana, lo pasajero. No olvidemos que la palabra personalidad deviene del latín y justamente significa ‘máscara’.Con todo esto debemos comprender que, realmente, ante Dios, ante el SER, no somos nada…
Resulta igualmente llamativo el hecho de ver que a la altura del corazón es fácil apreciar una flecha que nos muestra la figura humana apuntando hacia los cielos, como indicándonos que nuestro destino está allá, en las alturas, en el seno de la Gran Realidad.
Acompaña a nuestro grabado una frase escrita en latín y que nos expresa:
«Domine, ante te omne desiderium meum, et gemitus meus a te non est absconditus. Salmo 37».
Traducción: ‘Señor, delante de ti está todo deseo mío, y mi gemido no te es escondido’.
Os regalo ahora, mis caros compañeros del camino, unas frases para ser tomadas en cuenta:
«Más celo da a la maldad la virtud que el vicio».
Eurípides
«En el seno de un hombre virtuoso existe un Dios».
Séneca
«No basta con tener la virtud y no hacer uso de ella; es como tener un arte y no ejercitarlo».
Cicerón
«Si nos guía la virtud tendremos la fortuna por compañera».
Cicerón
«La virtud debe ser común al labrador y al monarca».
Confucio
DO UT DES.
─‘Doy para que des’─.
KWEN KHAN KHU