Estimados/as lectores/as:
Os hago llegar en esta oportunidad un emblema ─grabado─, el Nº 45, de un libro titulado Veridicus cristianus, ‘verdadero cristiano’, el primer libro de emblemas jesuitas, escrito por Jan David ─1545-1613─ y publicado por primera vez en Amberes en 1601 por Jan Moretus ─1543-1610─.
El título de este grabado viene a ser…
…MVNDVS DELIRANS, NON SAPIT, QVAE DEI SVNT
─‘El mundo delirante no sabe que hay Dioses’─
Al pie de este grabado tenemos la siguiente frase en latín:
«At nonne hos Mvndvs, mera ceu ludibria, spernit?
Delirat: nec vera videt: nec iudicata aequa».
Traducción:
‘¿Y no es verdad que el mundo los rechaza como meras burlas?
Delira: ni ve la verdad, ni juzga con justicia’.
El comentario de unos investigadores nos dice:
«Publicado como herramienta de devoción y meditación, cuenta con cien capítulos que abarcan una amplia gama de temas de reflexión. Cada capítulo se centra en un emblema que consta de tres partes: lema, imagen y epigramas ─en latín, holandés y francés─, e incorpora un extenso comentario que interpreta la imagen emblemática.
El emblema 45 forma parte de un extenso análisis sobre las Ocho Bienaventuranzas en el que el protagonista principal es la figura central etiquetada «A» de Mundus ─el Mundo─. El epigrama se centra en las acciones y la actitud de Mundus».
Texto en francés:
«Toutefois la race, Du mondain rechasse, Et hait ceste voix.
Le Monde radotte, Et son humeur sotte, N’entend pas ces loix».
Traducción: ‘Sin embargo, la raza rechaza lo mundano y odia esta voz. El mundo sigue parloteando y su humor necio no entiende estas leyes’.
Adentrándonos ya en el grabado de nuestro estudio, diremos que las cosas que Mundus desprecia son los instrumentos eucarísticos ─libro y cáliz─ y arma Christi, o los instrumentos de la pasión ─azote, látigo y cruz─, que aparecen etiquetados como «B» en el plato izquierdo de la balanza.
El Mundo no tiene la intención de agarrar ninguno de estos instrumentos, como muestra de manera evidente su gesto con la mano derecha abierta. Mientras que con su mano izquierda empuja hacia abajo el recipiente de la derecha, señalando su preferencia por su contenido «pesado»: corona, cetro, copa, dado, monedas y bolsa de dinero, rotulados con «D». El demonio codicioso que emerge de la boca del infierno para apoderarse de estos objetos se hace eco del gesto de Mundus para alcanzar y agarrar las cosas mundanas.
Deviene interesante el hecho de la figura central de este grabado, pues se trata nada más y nada menos que de la representación de la humanidad dormida. La palabra persona en latín se traduce como ‘máscara’, y, efectivamente, nuestra persona y nuestra personalidad son una máscara egoica, algo que no tiene realidad trascendente, es decir, ausencia del SER.
Sobre esa figura central podemos observar fácilmente un personaje que viste a la usanza de los payasos.Y, curiosamente, es él quien sostiene la balanza con sus dos platillos, que a su vez contienen los instrumentos egoicos y los otros eucarísticos. Este personaje es, sin duda alguna, el EGO PLURALIZADO, el MÍ MISMO que toda persona lleva dentro y que constituye la desgracia que no nos permite tener individualidad sagrada. A causa de esto somos simplemente un manojo de diez mil agregados psicológicos muy desagradables que nos mantienen aturdidos con el sabotaje que nos provocan en nuestro psiquismo. Esa es la razón por la cual dicho personaje está colocado en la cabeza de la figura que llamamos Mundus.
En la parte baja e izquierda de nuestro grabado hemos de señalar la escena que nos muestra al Ángel Gabriel en aquellos momentos en los que las Sagradas Escrituras nos hablan de la visitación. Es decir, cuando María ─la Divina Madre─ es visitada por la entidad angélica para anunciarle que sería la madre del Mesías ─léase: Jesús─. Obviamente que esta es una alusión al drama que todos los gnósticos aspiramos a vivir en nuestras entrañas, es decir, el advenimiento del niño Cristo en el vientre de nuestra bendita Stella Maris ─Devi-Kundalini indostánica─. Esto está señalado con letra «E».
Es asimismo aterrador que Mundus ─el mundo, la humanidad─ se incline más, o aprecie más, las cosas que constituyen la fantasía egoica ─cetros, coronas, dineros, copas, bolsas, dados, etc., etc., etc.─, en lugar de anhelar acercarnos al mundo crístico.Y tal y como vemos en nuestro grabado, todas las cosas que constituyen nuestra mundanalidad son atraídas por nuestro propio satán interior, pues él vive de eso, para eso, en eso y por eso; en otras palabras: para conformar su reino en el tartarus de la involución. Es por ello que la representación del infierno es una boca enorme abierta preparada para devorarse las almas adormecidas, como bien nos lo indica la Gnosis.
En la parte superior izquierda vemos luego a María ─Devi-Kundalini─ flotando y flanqueada por cuatro ángeles custodios. Es innegable que el Eterno Femenino divinal tiene en su entorno las fuerzas angélicas, pues Ella es justamente la Madre de todos los Adeptos que han alcanzado dicho estado divinal. Natura atrae natura, nos dice la Alquimia; es decir, las cosas se atraen según su propia naturaleza; lo divino atrae lo divino, lo maléfico atrae lo infernal, esa es la ley.
Entre los instrumentos crísticos hemos de resaltar algunos detalles desde el punto de vista gnóstico:
- El cáliz o santo yoni que nunca falta en la vida de los Adeptos autorrealizados.
- El látigo, instrumento que alegoriza los padecimientos voluntarios y sacrificios conscientes.
- La cruz, que representa, no solo la terrible crucifixión propia de los misterios de la Segunda Montaña iniciática, sino el sagrado cruce del lingam-yoni de los misterios tántricos; la clave que, justamente, nos lleva hasta los peldaños de los estados crísticos.
- La Biblia abierta, que alegoriza el hecho de estarnos nutriendo constantemente con la doctrina de la regeneración.
Por otra parte, en la parte superior derecha de nuestra ilustración observamos a unos ángeles o Adeptos de la Luz expulsando a entidades demoníacas hacia el abismo. Dos de esos ángeles llevan escudos ─alegoría de la prudencia─ y espadas flamígeras, y un tercero lleva consigo una cruz que tiene punta de lanza, con la cual también expulsa las entidades demoníacas hacia las infradimensiones de la naturaleza ─léase: los infiernos─. Esto está señalado con la letra «F».
Os hago llegar ahora unas frases que merecen ser reflexionadas:
«La eternidad rompe toda medida y destruye toda comparación».
Pierre Nicole
«Aférrate al presente. Cada situación, cada momento, tiene un valor infinito porque representa toda una eternidad».
Goethe
«Eternidad: un día sin ayer ni mañana».
Massilon
«La mayoría de los hombres que no saben qué hacer con esta vida quieren otra que no termine nunca».
Anatole France
PERFER ET OBDURA.
─‘Soporta y resiste’─.
KWEN KHAN KHU