El Misterio del Áureo Florecer

El Misterio del Áureo Florecer 1590 894 V.M. Samael Aun Weor

Con EL MISTERIO DEL ÁUREO FLORECER, nos introduce, el muy Venerable Maestro Samael Aun Weor, en el mundo del más auténtico y preclaro Tantrismo nunca antes mostrado, con todos sus pormenores iniciáticos y su correspondiente modus operandi. La potencialidad contenida en la Energía Sexual del ser humano y las implicaciones de esta con el desarrollo de todas las facultades subyacentes en el hombre, encuentran en este tratado una sorprendente conexión, acerca de la cual grandes estudiosos como el mismísimo Dr. Carlos Gustavo Jung ya habían adelantado algunas interpretaciones.

A pesar de todo, desde tiempos remotos los grandes sabios orientales supieron que los torrentes de la sexualidad abarcan todos los campos de la humana criatura, y sobre este contenido se cimentaron grandes civilizaciones como Persia, Mesopotamia, Egipto, India, Grecia, Asiria y muchas otras más, tal como lo evidencian arcaicos tratados en los cuales la sexualidad venía a ser tomada de una manera profundamente religiosa, metafísica, y sin embargo libre de todo puritanismo fatuo y escandalizante.

Los antiguos Preceptores de la humanidad –Guías o Maestros– y la mismísima ciencia médica contemporánea, afirman que el sexo y el cerebro están íntimamente ligados a través de cadenas nerviosas y glandulares, y de este modo se infiere, igualmente, que la fuerza sexual puede sublimarse –o transmutarse– y también desperdiciarse o gastarse torpemente.

Florecer en forma áurea –es decir espiritualmente– es posible estableciendo parámetros de conducta de tipo superior, en los cuales el psicoanálisis íntimo y la técnica de una suprasexualidad constituyen el fundamento transcendental que permite conseguir el equilibrio, tan ansiado por la humana especie en su larga trayectoria material y anímica.

Escrito está, amigo lector, que de la «cantera de la sexualidad» habrán de brotar los «Hombres Reales» o los «desechos sociales», los genios de la humanidad o los martirizadores de la misma, ya que el sexo es el punto equidistante entre el Vicio y la Virtud, entre el Ángel y el Demonio…

Oremus.
Kwen Khan Khu

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