Os estoy haciendo llegar el sexto dibujo con el cual Theodoor Galle ilustró el libro Dvodecim specula Devm aliquando videre desideranti concinnata, ‘Doce espejos debidamente dispuestos para la persona que desea algún día ver a Dios’, escrito por el Jesuita Ioanne David ─1546-1613─. El presente grabado lleva por título…
Tomo la pluma para haceros llegar algunos comentarios relacionados con la importancia profunda de acercarnos a la TÉCNICA DE LA VERDADERA autobservación y nuestros anhelos por vivir dentro de la realidad y no dentro de las fantasías.
Este grabado tiene una profundísima significación para los estudiosos de la Kábala y de la Alquimia, y, obviamente, como nosotros mediante la Gnosis somos estudiosos de estas ambas ciencias, es claro que toda esta temática nos concierne.
Para empezar a tratar de hacer una descripción de este hermosísimo grabado, tenemos, ante todo, que recordar al hombre que Leonardo da Vinci diseñó en su tiempo con sus piernas y sus brazos abiertos formando una Pentalfa para decir a la historia que el VERDADERO HOMBRE es el Hombre-Pentalfa, en otras palabras, el hombre autorrealizado.
La diplomacia es una virtud del Espíritu que impide la expresión del orgullo no tiene nada que ver con las acostumbradas del Yo como la hipocresía, la falsedad, el disimulo, la apariencia de cosas.
Por orden del santísimo Theomegalogos, en la aurora de la creación, los Elohim se polarizaron, masculino y femenino, realizaron un acto de Magia Sexual purísima y con palabras de poder, mantras fueron dando forma a las diversas dimensiones del espacio sideral.
La humanidad dormida, que no tiene individualidad sagrada, aprecie más las cosas que constituyen la fantasía egoica en lugar de anhelar acercarnos al mundo crístico.
La prudencia es la virtud fundamental que debemos alcanzar para observar si se han producido cambios en nuestro trabajo interior.
Está dicho que el arte transmutatorio alquímico es necesario una enorme dosis paciencia y su aliada, la perseverancia.
Este grabado representa la decadencia de la humanidad sumida en el desorden absoluto, un nivel muy bajo del ser, la vanidad. Todo esto conduce a la decadencia de la humanidad sumida en el desorden absoluto, la vanidad… conduce a la estupidez, a la entropía total. La riqueza permite la estupidez y la entropía total.