Muy queridos amigos/as lectores/as:
Me complazco en haceros llegar un grabado interesantísimo que lleva por título…
…SPECVLVM VRENS
─‘ESPEJO ARDIENTE’─
Antes de entrar en los detalles maravillosos de este grabado quiero remitirme a las palabras del Venerable Adepto Fulcanelli, quien en su obra LAS MORADAS FILOSOFALES nos dice cosas como estas:
«Ningún tema de meditación aparece más provechoso al filósofo, y nada solicita más el ejercicio de su pensamiento. El fuego nos envuelve y nos baña por todas partes. Viene a nosotros por el aire, por el agua y por la misma tierra, que son sus conservadores y sus diversos vehículos. Lo encontramos en todo cuanto nos es próximo y lo sentimos actuar en nosotros a lo largo de la entera duración de nuestra existencia terrestre. Nuestro nacimiento es el resultado de su encarnación; nuestra vida, el efecto de su dinamismo; y nuestra muerte, la consecuencia de su desaparición. Prometeo roba el fuego del cielo para animar al hombre que, como Dios, había formado con el limo de la tierra. Vulcano crea a Pandora, la primera mujer, a la que Minerva dota de movimiento insuflándole el fuego vital. Un simple mortal, el escultor Pigmalión, deseoso de desposarse con su propia obra, implora a Venus que anime, por el fuego celeste, su estatua de Galatea. Tratar de descubrir la naturaleza y la esencia del fuego es tratar de descubrir a Dios, cuya presencia real siempre se ha revelado bajo la apariencia ígnea. La zarza ardiente (Éxodo, III, 2) y el incendio del Sinaí a raíz del otorgamiento del decálogo (Éxodo, XIX, 18) son dos manifestaciones por las que Dios apareció a Moisés. Y bajo la figura de un ser de jaspe y sardónice de color de llama, sentado en un trono incandescente y fulgurante, san Juan describe al Dueño del Universo (Apocalipsis, IV, 3,5). “Nuestro Dios es un fuego devorador”, escribe san Pablo en su Epístola a los hebreos (cap. XII, 29). No sin razón, todas las religiones han considerado el fuego como la más clara imagen y el más expresivo emblema de la divinidad. “Un símbolo de los más antiguos ─dice Pluche─, puesto que se ha convertido en universal, es el fuego que se alimentaba perpetuamente en el lugar de la asamblea de los pueblos. Nada era más apropiado para darles una idea sensible del poder, de la belleza, de la pureza y de la eternidad del ser al que acudían a adorar”. […]
Pero lo que sobre todo debemos tener en cuenta, otorgándole la prioridad en la ciencia que nos interesa, es la elevada virtud purificadora que posee el fuego. Principio puro por excelencia y manifestación física de la pureza misma, señala así su origen espiritual y descubre su filiación divina. Comprobación esta bastante singular, la palabra griega pur, que sirve para designar el fuego, presenta exactamente la pronunciación del calificativo francés pur ─puro─. Asimismo, los filósofos herméticos, uniendo el nominativo al genitivo, crearon el término pur-puroç, el fuego del fuego, o, fonéticamente, lo puro de lo puro, y consideraron el púrpura y el pourpre francés ─púrpura─ como el sello de la perfección absoluta en el propio color de la piedra filosofal».
Dicho lo anterior, vayamos ahora a ir describiendo una serie de frases escritas en latín que van explicándonos, ellas mismas, nuestra ilustración, veamos:
Flamma volat, micat aethra, fugam cape, conflagrat orbis. Traducción: ‘La llama vuela, brilla el éter, fugazmente el mundo se inflama hasta tal punto que todas las cosas están llenas de espejos que vomitan fuego’.
Aquí se nos señala al astro rey, que envía sus rayos ígneos para manifestarse en todas partes y en toda la creación. Por eso vemos reflejado en los diferentes espejos de nuestro grabado al elemento ígneo, aquí, allá y acullá…
Luego tenemos esta otra frase: Urens specvlvm concavum. Traducción: ‘Espejo ardiente cóncavo’.
Todas las cosas creadas devienen espejos cóncavos para recibir, justamente, las llamas del ardiente elemento.
Veamos ahora esta frase: Archimedes specvlvm naves hostiles incendit. Traducción: ‘Arquímedes con un espejo incendia las naves enemigas’.
Esta frase nos trae la imagen de que el fuego se manifiesta física o herméticamente. Puede usarse en asuntos militares o espirituales. Recordemos que Arquímedes fue un Iniciado, y por ello expresó en una oportunidad lo siguiente: «Dadme una palanca y moveré el mundo». Esta frase el mundo no la ha entendido. La palanca a la que se refería Arquímedes es el Arcano A.Z.F., presente en nuestros estudios gnósticos; esa es la fuerza que puede orientar o desorientar a la humanidad.
He aquí una frase latina más: Transparens specvlvm vstulans. Traducción: ‘Espejo ustorio transparente’.
A nuestros compañeros y compañeras hemos de decirles que la frase anterior, referente a un espejo ustorio, significa que se trata de un espejo cóncavo que, puesto de frente al sol, refleja sus rayos y los reúne en un punto llamado foco, produciendo un calor capaz de quemar, fundir y hasta hacer que se volatilicen los cuerpos allí colocados. Este es el poder del fuego en todas sus manifestaciones.
Observemos ahora esta frase latina: Puer ab vrticis ictus et vstulatus. Traducción: ‘Niño herido y quemado por las ortigas’.
En nuestro grabado aparece un niño rodeado de ortigas y levantando las manos con gesto de dolor. A él se refiere la sentencia que se deriva de esta frase, al hecho de que la inocencia puede ser víctima de la ortiga. Esta planta puede quemar y herir, y está muy relacionada con la sexualidad en estudios herméticos.
He aquí otra de nuestras frases latinas ligadas a este grabado: Basiliscus visu necans. Traducción: ‘El basilisco matando con la mirada’.
Recordemos que todos los alquimistas hablan en sus tratados refiriéndose al basilisco como una criatura muy peligrosa para los amantes del arte transmutatorio. El basilisco, caro lector, alude a la fornicación, y, obviamente, este es el principal peligro para todos los que se proponen obtener SU PIEDRA FILOSOFAL. El basilisco tenía fama de hipnotizar a sus víctimas para luego matarlas o destruirlas, es decir, trastornar todo el trabajo de laboratorio y arruinarlo. Eso es lo que produce la lujuria unida a la fornicación, hipnotiza a las masas para llevarlas al abismo. En nuestra ilustración dicho animal lanza un rayo ígneo que paraliza a un jovenzuelo o infante, símbolo de los humanoides de nuestro mundo.
Mirad ahora esta otra sentencia latina: Impudicae mulieris oculi nequissima vrentia specula. Traducción: ‘Los ojos de una mujer impúdica, espejos ardientes disolutísimos’.
Qué duda cabe, pacientes lectores/as, de que es verdad cuando nos dice la Gnosis que la mirada de una mujer impúdica es como la mirada de la Medusa griega, capaz de petrificar a los hombres. Esta frase nos reafirma a todos la necesidad de estar en el recuerdo de sí mismos para no ser víctimas de la fascinación que sobre nosotros pueden ejercer las miradas de aquellas almas que podemos calificar de perdidas. Alguien dijo una vez que, ciertamente, los ojos son las ventanas del alma…..
Llegamos, de esta manera, al final de nuestras frases, acotándoos la última de ellas: Cor viri impudicae obtutu, et daemonis halitu, concrematur. Traducción: ‘El corazón de un hombre por la vista de la impúdica y el aliento de un demonio es quemado’.
Si observamos nuestro grabado veremos una imagen en la que se puede ver el corazón de un ser humano ─un hombre─ siendo quemado por el fuego provocado que brota de la mirada de una mujer ─impúdica─, auxiliada por un demonio ─un agregado psicológico lujurioso─. Ciertamente, estimado/a lector/a, la fornicación DESTRUYE NUESTROS VERDADEROS SENTIMIENTOS y nos hace caer en la destrucción de nuestros valores. Todo ello es posible cuando nos identificamos con escenas lujuriosas y, sobre todo, cuando confundimos el AMOR CON EL DESEO, cosa que se ha hecho muy corriente en nuestros agónicos días del presente KALI-YUGA. Para conjurar esta desgracia, la sola salida que tenemos los seres humanos es la AUTOBSERVACIÓN CRÍTICA Y PROFUNDA DE NOSOTROS MISMOS. Necesitamos autobservarnos en nuestros pensamientos, sentimientos y actos.
Para terminar os hago llegar unas frases que merecen nuestra reflexión:
«El hombre que más guste de divertirse en la prosperidad es quien sufrirá más en la adversidad».
Horacio
«El principal maestro de los hombres en las acciones de la vida es el infortunio».
Licurgo
«El colmo de la infelicidad es temer algo cuando nada se espera ya».
Séneca
«Cada uno es tan infeliz como cree».
G. Leopardi
«El hombre no es infeliz mientras no sea injusto».
Demócrito
POST COITUM OMNE ANIMAL TRISTE.
─‘Después del coito todo animal queda triste’─.
KWEN KHAN KHU