Hay que distinguir entre la imaginación intencional y la imaginación mecánica. Es obvio que la imaginación mecánica resulta siendo la misma fantasía. La clave de poder se halla en unir la voluntad y la imaginación en vibrante armonía.
Hay una clave para salir en astral y esta es rápida: al despertarse del sueño normal, cerrar uno sus ojos al despertar, sin moverse, y con los ojos cerrados imaginarse vivamente cualquier sitio. Pero no imaginar que se está imaginando, hay que traducirlo en hechos. Siéntanse plenamente seguros de estar en el lugar imaginado, unan la voluntad a la imaginación y es lógico que, si se logra la unión, el resultado es el triunfo. Pongan la imaginación en juego, echen a caminar en el lugar que se esté imaginando con fe.
Si se hace la práctica y se logra el juego de la voluntad e imaginación –esta es femenina–, sin moverse en la cama, conservando el sueño e imaginando el lugar, al poner en juego la voluntad y echarse a caminar con firmeza, ya se puede ir a donde se quiera.
En cierta ocasión me encontraba en una selva y, pasando por un camino, me hablaron de una montaña. Por ser peligroso el lugar, fui a investigar en astral. Me imaginé la montaña, vi niebla, unas escalinatas y un grupo de Adeptos. Al entrar a ese sitio me dieron una cuchara con miel de abejas, el alimento de la Logia Blanca y el Pan de la Sabiduría; luego me dijeron que me purgara con aceite de ricino para limpiar el estómago. Al otro día salí del cuerpo al que ya le había limpiado el estómago. Vi las estrellas e hice la Runa Man. Los Adeptos me ordenaron descender a los mundos infiernos. Entré en una región de profundas tinieblas donde me atacaron unas bestias terribles, eran mis Yoes. Me tocó meterme por puertas donde apenas sí cabía, por estrechos caminos, y de ahí salir por un panteón. Todo lo del Ego es muerte y desgracia, es Mefistófeles, hay que trabajar muy duro.
Samael Aun Weor
Tarot y Kábala (capítulo 2)