Tratado de Alquimia Sexual fue una de las primeras obras brotadas de la pluma del restaurador del Gnosticismo contemporáneo: V.M. Samael Aun Weor. Por entonces, el gran revelador de la Gnosis estaba levantando sobre la vara sus fuegos serpentinos que luego lo llevaron, merced a la Alquimia, a convertirse en el Patriarca único de la doctrina gnóstica en pleno siglo XX.
Aunque la Alquimia estuvo durante siglos cubierta por el velo del misticismo sagrado, este gran Ser rompió –con el permiso de la Blanca Hermandad– todo el silencio que rodeaba al Arte de las Transmutaciones, y lo explicó abundantemente al género humano para ayudar a este último a regenerarse física y anímicamente.
Siendo el antiguo Egipto una de las patrias de esta ciencia milenaria, el restaurador de la Gnosis explica entonces a nuestro lector las verdaderas claves contenidas en los recovecos de los ancestrales papiros escritos por los eximios Hierofantes en aquellos viejos períodos dinásticos. De este modo, este tratado alquímico retoma su auténtico valor para situarse en la cima del conocimiento eterno capaz de devolver al humanoide de nuestros días su verdadera identidad prístina, es decir, aquella que está claramente citada en el Génesis de Moisés.
Dicho todo lo anterior, tan solo nos resta llamar la atención de nuestro amable lector hacia unas palabras del Adepto Fulcanelli que rezan de este modo:
«¡Prosternaos, magos de Oriente, y vosotros, doctores de la Ley; inclinad la frente, príncipes soberanos de los persas, de los árabes y de los indios! Contemplad, adorad y callaos, pues no podríais comprender. Se trata de la Obra Divina, sobrenatural, inefable, cuyo misterio jamás penetrará ningún mortal. ¡Oh, milagro! Dios, señor del universo, se encarna para la salvación del mundo y nace en la Tierra de los hombres bajo la forma de un niñito…».
Kwen Khan Khu
«Pocos alquimistas tenían conocimiento del Corpus Hermeticum. Pero todos ellos asociaban a Hermes con la imagen aportada por la Tabla de Esmeralda y con el principio húmedo mercurial del comienzo y del fin de la Obra. En la veneración de esta agua divina se encuentran las aguas superiores y pneumáticas de la Gnosis, que en los textos griegos de los albores de la Alquimia desembocan en las tinieblas de la materia, evocando así el descenso del Cristo gnóstico, para despertar de su letargo a los cuerpos muertos de los metales. En dichos textos se abordan los ritos del desmenuzamiento y resurrección de los metales, que recuerdan el mito egipcio de Osiris, así como los cultos Órficos y Dionisíacos perpetuados en nuestros días en el rito masónico».
Alquimia y Mística, Alexander Roob.
Bonjour. Ce livre existe t-il en version française ? Même si c’est en version électronique portant la signature de l’institution.