El esoterismo revolucionario irrumpe ante el veredicto de la conciencia pública con esta magna obra del V.M. de Misterios Mayores Samael Aun Weor, la cual lleva el significativo título de MI REGRESO AL TÍBET.
Existen, amigo lector, dos tipos de esoterismos: uno basado en teorías especulativas y otro que tiene por fundamento la experimentación real de todo lo concerniente al mundo sobrenatural. Este tratado persigue enseñar al lector las fórmulas verdaderas para dilucidar, para siempre, la real causa de su existencia y su relación verdadera con el mundo del Espíritu.
MI REGRESO AL TÍBET constituye uno de los excelentes tratados brotados de la pluma magistral de su autor, el V.M. Samael Aun Weor. Considérese magistral porque arroja auténtica luz sobre los misterios que envuelven a eso que llamamos Vida, y a su contraparte, la Muerte.
El verdadero esoterista es aquel capaz de probar, mediante la práctica, la veracidad de los distintos Reinos que constituyen el ámbito del Espíritu. Para ello, dicho esoterista ha de estar despojado de vaguedades, alucinaciones, fantasías; es decir, ha de haberse desarrollado como legítimo investigador de las dimensiones superiores del espacio, todo lo cual le da autoridad para hablar con portentosa claridad en torno a las eternas verdades de la metafísica en sus variadas vertientes.
Para estar calificado en estos menesteres, es necesario haber desarrollado al cien por cien esa facultad que la Psicología junguiana bautizó como CONCIENCIA DESPIERTA o CONCIENCIA ILUMINADA. Y ese es el caso de nuestro autor, el V.M. Samael Aun Weor, quien en nombre del Círculo Consciente de la Humanidad Solar, lanza a este aturdido hormiguero humano un nuevo eslabón en la cadena que constituye el Quinto Evangelio Solar, capaz de crear una nueva cosecha de Hombres y Mujeres establecidos en el Reino del Ser.
Aquel que practique las enseñanzas depositadas en estas páginas podrá, por sí mismo, adentrarse en la atmósfera de las grandes realidades que subyacen en la intimidad de cada persona. El autor, el V.M. Samael Aun Weor, no es un escritor más surgido del acaso o del maremágnum ideológico que sacude nuestra existencia actual, no. El autor es un legítimo Maestro o Hierofante de Misterios Mayores, y aquello que lo impulsa a escribir sus obras es tan solo el anhelo de mostrarle a esta atormentada humanidad las claves trascendentales para que cada hombre y cada mujer abandonen las mazmorras del oscurantismo psicológico, en el cual se hallan, y conozcan la forma de adentrarse en la atmósfera de la Verdad, el SER.
Digamos ahora con el Hermetismo ancestral: «Muela mi molino harina para mí y harina para el vecino…».
Kwen Khan Khu
Retornar al vetusto monasterio tibetano fue siempre mi mejor anhelo; yo volví a ese santo lugar después de haber sufrido mucho.
Cima inmaculada de la delicia, Tíbet secreto, ¡todo en ti tiene aire de misterio!
Ciertamente esos Himalayas eternos tienen inocente profundidad de espejo; nieves perpetuas, sobrios conventos budistas, monjes que oran y meditan musitando muy quedito: «OM MANI PADME HUM».
Esos místicos saben de los tormentos de las razas ya vencidas, que vivieron y murieron a la sombra de su mole colosal.
Ellos saben de los vuelos de las águilas y del rayo que las marca con su rúbrica de fuego.En los flancos de sus montañas rueda el trueno de los broncos vendavales, y en sus templos sepulcrales se hunden cósmicas señales que tienen sabor de eternidad…
Samael Aun Weor, «Mi regreso al Tíbet»