Estimados/as lectores/as:
UN LLAMADO A LA REFLEXIÓN
Quiero hacer una HONDA REFLEXIÓN con todos vosotros acerca de nuestro drama anímico con todas sus diversas variantes y consecuencias.
El Gnosticismo nos afirma de manera contundente la imperiosa necesidad de no identificarnos ni conlas cosas de este mundo tridimensional, ni con nuestras emociones, ni mucho menos con nuestros pensamientos. Todos hemos estudiado mediante la Gnosis que la identificación, en cualquiera de sus formas, conduce al embotellamiento, y este último es el resorte secreto del estado de sueño en que se encuentra nuestra psiquis, vale decir nuestra Conciencia.
Las obras de nuestro Avatara son muchas y la gran mayoría de ellas nos insisten en la necesidad de despertar nuestra Conciencia, sacarla de su sueño milenario, PARA PODER POCO A POCO IRLA LIBERANDO DE SUS CAPTORES ─los Yoes o agregados psicológicos─ que la mantienen entumecida, congelada o en estado hipnótico. Este sueño maléfico que venimos padeciendo desde hace muchos milenios es una verdadera desgracia.
Tal sueño unas veces es alimentado por impresiones visuales: un reloj, un auto de último modelo o de marca exótica, una casa de mecanismos múltiples, dinero a raudales para moverme donde se me venga en gana aun sin ser necesario, simplemente por capricho.
Otras veces es alimentado por impresiones auditivas, entonces nos hacemos fans de tal o cual canción que está de moda, nos hacemos fans de un grupo musical al extremo de no querernos perder un solo concierto de tal o cual grupo de rock, nos hacemos adictos a los CD musicales y hasta llegamos a tener colecciones enteras de música insulsa.
Esto mismo nos lleva a la dependencia de los teléfonos móviles para llamar cuando se nos antoje, según el Yo que esté de turno, a fulanita o zutanito, y en este caso fascinamos, no solamente a la psiquis a través del sentido del oído, sino también mediante el sentido de la vista, pasándonos el día entero pegados a ese aparato que ha pasado a llamarse I-PHONE…
Nuestra identificación llega a ser tan grande que hasta entramos en competición con nuestros amigos o amigas acerca de quién tiene el mejor de tales instrumentos, muy a pesar de que ya muchos psiquiatras empiezan a dar la voz de alarma de las obsesiones que estos aparatos están provocando.
Todo esto, amigos y amigas, provoca una comodidad egoica que raya en algo llamado FACILISMO. Al Yo le gusta fácilmente conseguir lo que sea y siempre tiene razones para justificar sus ansias de hacer o tener algo. Recordemos que el YO se basa, según nos lo expresa nuestro Avatara: V.M. Samael, en el proceso del MÁS… Esto significa: más dinero, más fama, más cosas, más casas, más cosméticos, más joyas, más viajes, más sexo animaloide, más poder ─político, religioso, social o de la índole que sea─, más belleza para seducir a los otros, más empresas, más placeres, más, más, más, etc., etc., etc.
Justamente, caro lector, a través de las ventanas de los cinco sentidos ─la vista, el oído, el tacto, el gusto y el olfato─, el YO se nutre de las impresiones que no transformamos, y estas pasan directamente al fondo de nuestra psiquis para enriquecer los deseos variados de nuestro Ego animal.
Pero lo más grave no está aquí, compañeros. Lo peor de nuestra tragedia es permitir a nuestra psiquis, a nuestra mente, mantenernos enredados en el proceso del pensar. Tal proceso es terriblemente mecánico, terriblemente denso y malicioso. Con esos tres ingredientes nuestra mente teje a cada segundo, a cada instante, una enorme tela de araña que no nos permite tener el libre fluir del pensamiento y mucho menos la muy necesaria QUIETUD MENTAL. Y sin esa quietud mental tan necesaria en nuestra existencia jamás tendremos la PAZ DEL CORAZÓN TRANQUILO y mucho menos la iluminación, ¡entendido? Seguiremos siendo bribones intelectuales que repetirán en todas partes los postulados de la Gnosis, pero no los vivenciaremos porque serán solo conceptos acumulados en el fondo de nuestro subconsciente.
Obviamente que, mientras nuestro pueblo gnóstico y la humanidad en general no logre conseguir el disfrute de la paz mental, estaremos en todo momento envueltos en guerras de todo tipo, unos contra otros y TODOS CONTRA TODOS. Esa es la aberración psicofísica que hemos creado en esta nuestra cacareada civilización.
Una vez Descartes dijo: «¡Pienso, luego existo!».Todo el mundo se prosternó ante Descartes y hasta hace poco tiempo aquella frase era el axioma que explicaba casi a Dios mismo…..
Hasta que apareció la Gnosis de nuestro Patriarca y expresó enfáticamente: ¡Descartes se equivocó rotundamente! ¡¡Hay algo más profundo, más poderoso y más claro que lo que expresó en su frase, pues más allá de la mente está EL SER, NUESTRA REALIDAD ETERNA, eso que no pertenece a la dualidad y que es la causa de nuestra misma existencia!! No fue la mente la que nos puso en el tapete de la existencia sino el expreso desiderato de nuestra Mónada interior profunda. ¿Entonces qué?
El Gnosticismo nos ha explicado de mil maneras que la MENTE es ese burro que acertadamente Jesús el Cristo montó y sobre el mismo entró en la Jerusalén de entonces en Domingo de Ramos.
El bendito fundador del Gnosticismo contemporáneo siempre arremetió contra todas las escuelas misticoides y pseudocultistas por ser adoradoras del DEMONIO DE LA MENTE, y aún hoy en nuestros míseros días nuestra sociedad, a nivel mundial, venera y exalta a los bribones de la mente ─léase: Bill Gates, Elon Musk, Stephen Hawking─,personajes siniestros que actualmente manipulan nuestra humanidad y todo lo hacen dizque en pro de la misma… ¿Serán cínicos?
Con todas estas palabras, ínclitos/as lectores/as, os invito a detener el loco carruaje de nuestra aturdida psiquis y a darle más oportunidad, en nuestro fuero interno, a la serenidad y a la meditación para que, libre de todas esas manías, de antipatías, rencores, celos, orgullos, vanidades, amor propio, autoconsideración y otras hierbas igualmente malignas, podamos llenar nuestro mundo interior del aroma sagrado de la verdadera y auténtica fraternidad que pregona la Gnosis en su doctrina.
SEAN LAS BENDICIONES DEL PADRE ETERNO CÓSMICO COMÚN CON TODOS VOSOTROS AHORA Y ETERNAMENTE.
Fraternalmente,
Kwen Khan Khu