Este grabado, compañeros y compañeras del camino, nos muestra claramente que todo está debidamente planificado por el santísimo THEOMEGALOGOS desde el inicio de la creación. Esta es la razón por la cual se nos muestra en latín y hebreo, a través de hermosas frases, la arquitectura cósmica que, desde tiempos remotos, se comentó con aquellos discípulos interesados verdaderamente en conocer la anatomía de lo divino.
A través de la Gnosis hemos llegado a saber, dentro de la Kábala doctrinaria, lo que representa para nosotros los gnósticos eso que llamamos el Árbol Sephirótico, con todos los desdoblamientos que del mismo se desprenden y que se corresponden con diversas partes sacratísimas de nuestro SER.
Este hermoso grabado aparece ante nuestros ojos para mostrarnos el equilibrio de las dimensiones y los mundos en el espacio interestelar. Por ello recibe el nombre de «Pesaje de los mundos». Es decir, muestra cómo el Arquitecto del Universo considera que están repartidas las energías de los cosmos, y lo hace a través de una balanza que designa dónde se hallan las energías superiores y dónde están las inferiores.
Por orden del santísimo Theomegalogos, en la aurora de la creación, los Elohim se polarizaron, masculino y femenino, realizaron un acto de Magia Sexual purísima y con palabras de poder, mantras fueron dando forma a las diversas dimensiones del espacio sideral.
La humanidad dormida, que no tiene individualidad sagrada, aprecie más las cosas que constituyen la fantasía egoica en lugar de anhelar acercarnos al mundo crístico.
Está dicho que el arte transmutatorio alquímico es necesario una enorme dosis paciencia y su aliada, la perseverancia.
Este grabado representa la decadencia de la humanidad sumida en el desorden absoluto, un nivel muy bajo del ser, la vanidad. Todo esto conduce a la decadencia de la humanidad sumida en el desorden absoluto, la vanidad… conduce a la estupidez, a la entropía total. La riqueza permite la estupidez y la entropía total.
El autor de este grabado fue Hieronymus Wierix. La sabiduría está en las tres fuerzas de la creación: Padre, Hijo y Espíritu Santo; condensadas en nuestras energías creadoras.
La Conciencia es una energía divina aprisionada por energías malignas, el Ego. Necesitamos desperarla para liberarnos del Ego y acercarnos del Ser.
Para comenzar nuestra descripción diremos que, si observamos el centro de este grabado artístico, apreciaremos inmediatamente la figura de Satán sentado sobre la esfera que representa nuestro mundo, y ello es para mostrarnos que, ciertamente, él es el que, por desgracia, rige los destinos de este hormiguero humano.