La presente obra, Revelaciones de la Conciencia, constituye una aportación más a la literatura gnóstica que ha vuelto a reaparecer en el siglo XX y en el presente siglo XXI.
Citando a muchos autores que han tratado de investigar a fondo los principios gnósticos de todos los tiempos, todos ellos coinciden en una cosa: la Gnosis aparece siempre como un salvavidas cada vez que la sociedad sufre grandes perturbaciones catastróficas, sobre todo de carácter ético y espiritual.
Sin duda, amigo lector, siendo la Gnosis la Ciencia que es capaz de producir una Revolución en la llamada Conciencia del hombre, termina convirtiéndose en el instrumento eficaz para permitir a las concepciones teológicas de las masas, la experimentación real y verdadera de los fenómenos anímicos que desde tiempos idos han inquietado la mentalidad del Homo sapiens sapiens.
Hay que decir, sin embargo, que aunque la literatura gnóstica ha sido muy comentada por muchos teólogos y filósofos, ha sido el Venerable Maestro Samael Aun Weor, padre de la Gnosis contemporánea, quien la ha desvelado totalmente para que pudiese ser comprendida y practicada por las multitudes. La Gnosis samaeliana irrumpió en pleno siglo XX para rasgar el velo del misterio que ha envuelto, durante milenios, a todos los tratados taoístas, sufistas, budistas, hinduistas y, claro está, judíos y cristianos.
Por ello, afirma la Gnosis, solamente revolucionando la Conciencia, lo que equivale a despertar el psiquismo humano de su nocivo sueño, es posible que la especie humana abandone sus dogmas, de cualquier tipo, y logre entonces experimentar en carne propia el mundo del Espíritu. Esa es la sana intención del presente tratado, amigo lector: lograr hacer luz en el seno de la oscuridad íntima del ser humano.
«Los gnósticos eran escritores prolíficos de las enseñanzas sagradas. Sus enemigos observaban con desaprobación que los seguidores del Maestro Valentín tuvieran la costumbre de escribir un nuevo evangelio cada día y que ninguno de ellos gozara de gran estima a menos que redactara una nueva contribución a su literatura. Sin embargo, de toda esta profusión de textos, fueron muy pocos los que sobrevivieron debido a la implacable destrucción de la literatura gnóstica a manos de la Iglesia, que quemaba sus libros y perseguía a los herejes, y conseguía imponerse a sus rivales gracias al apoyo imperial. Durante muchos siglos se ignoró la existencia de las escrituras gnósticas originales. Entonces ocurrió lo que podría denominarse un milagro. En diciembre de 1945, inmediatamente después de la Segunda Guerra Mundial, mientras cavaba en busca de fertilizante natural cerca de unas cuevas de la montaña Jabal al Tarif, próxima al Nilo, en el Alto Egipto, un campesino encontró una colección completa de códices gnósticos. Aparentemente, estos tesoros habían formado parte de la Biblioteca del enorme Monasterio fundado en esa región por el padre del monacato cristiano, el bendito monje copto Pacomio».
Stephan Hoeller