Cur cordis medio radix, Morosofia

«Cur cordis medio radix» (¿Por qué una raíz en medio del corazón?)

«Cur cordis medio radix» (¿Por qué una raíz en medio del corazón?) 850 480 V.M. Kwen Khan Khu

Muy queridos amigos/as lectores/as:

Os hago llegar mediante la presente un grabado que lleva por título…

…CUR CORDIS MEDIO RADIX
─‘¿Por qué una raíz en medio del corazón?’─

Este grabado es el emblema 97 del libro Morosophie ─1553─, escrito por Guillaume la Perriere ─1499-1554─, un humanista y escritor francés.

Cur cordis medio radix, Morosofia, Guillaume la Perriere

Un texto en latín:

«Cur cordis medio radix? Cur tramite caeco
Truncus in alta ruens fructibus ora replet?
An quia ─quodcunque est─ cor nostrum concipit omne, Illius & mentem lingua diserta refert».

Traducción: ‘¿Por qué hay una raíz en medio del corazón? ¿Por qué, al correr hacia arriba a ciegas por medio de un sendero oscuro, el tronco, apurado, llena la boca de frutos? ¿O quizás nuestro corazón contiene todo de él y la lengua elocuente comunica el concepto a la psiquis?’.

El texto en francés que acompaña al dibujo:

Regarde & voy, que l’arbre de sagesse ─duquel convient que l’homme soit instruit─ prent sa racine au coeur, & tant se dresse, que par la bouche il fait sortir le fruit.

La traducción de la frase en francés: ‘Mirad y ved que el árbol de la sabiduría ─del cual conviene que el hombre sea instruido─ echa raíces en el corazón y tanto se eleva que por la boca tiene que sacar el fruto’.

Este enigmático y maravilloso grabado encierra enormes verdades que bien merece la pena que sean transmitidas.

Resulta interesante observar en el mismo al personaje central apoyando su mano izquierda sobre unas escrituras o libro abierto. Esto lo hace el protagonista de nuestro emblema para transmitirnos que sus palabras las pone sobre un libro sagrado como queriendo jurar que NO MIENTE, y, por otra parte, para indicarnos que lo que nos quiere decir coincide con lo que piensa. En otras palabras, que el concepto y las palabras o pensamientos van unidos.

Escrito está que la criatura humana ha de cimentarse sobre los preceptos del árbol de la vida ─el SER─, y, por otra parte, para que esa meta dé sus frutos el Iniciado ha de estar alimentándose con los frutos del árbol de la ciencia del bien y del mal ─el sexo─.

Ya está aclarado por la Gnosis que la sexualidad esclaviza o libera a la humanidad entera; esto es, hoy más que nunca, una auténtica realidad doquiera que vayamos u observemos al género humanoide. Es por ello que podemos evidenciar fácilmente dos ramificaciones brotando de la boca del sujeto de nuestra ilustración: una de las ramas sería la del árbol de la vida y la otra la del árbol de la ciencia del bien y del mal.

La pregunta que se nos hace en la traducción latina: «¿Por qué hay una raíz en medio del corazón?», contiene dos respuestas:

  1. Porque el corazón del hombre debe ser el depositario de las vibraciones del Padre.
  2. Porque el corazón de la criatura humana es la tumba de sus sentimientos negativos que, a causa de la inconciencia, seguimos cargando dentro.

Obviamente, en el primer caso está la explicación a los esfuerzos que debemos hacer para que, a pesar de la oscuridad que vamos encontrando, aun así el corazón logre hacer brotar los frutos del trabajo interior mediante el verbo, es decir, a través de la boca.

En el segundo caso, habiendo perdido los anhelos espirituales, la persona se autocondena y su palabra o su verbo simplemente serán contenedores de basura que constantemente arrojaremos sobre nuestros semejantes.

Una tercera opción sería que el corazón es utilizado para continuar repitiendo la alaraca del Yo mediante sentimientos mecánicos que a nada conducen.

La traducción de la frase en francés ─que ya hemos relatado─ nos arroja algunas otras verdades, veamos:

Ciertamente el SER, cuando precisa expresar sus argumentos, atraviesa todos los obstáculos anímicos o espirituales hasta conseguir su cometido.

Sin duda alguna las antiguas escrituras cristianas lo dejaron muy claro cuando nos señalaron: «Y el Verbo se hizo carne y vino hasta nosotros, y vimos su gloria y su sapiencia, empero la luz vino a las tinieblas y las tinieblas no lo comprendieron».

La anterior sentencia nos deja muy claro que, al final de todos los trabajos conscientes hechos sobre nosotros mismos, será el Verbo, la Palabra, el testimonio veraz según el cual un determinado Adepto ha alcanzado su Autorrealización.

Ese fue el real testimonio que vimos en la persona de nuestro Patriarca, Samael Aun Weor, quien, cada vez que se iba exaltando en su trabajo, todo aquello se iba reflejando en sus tratados u obras magistrales. Igualmente su palabra sufrió una modificación superior que todos los que hemos escuchado sus homilías o cátedras nos quedamos atónitos al oír aquellas indicaciones que nos daba y que se asemejaban al rugir de un león.

Os entrego para finalizar unas excelentes frases que nos ayudan en la comprensión de estas cosas:

«La palabra es más poderosa que el cañón».
José de la Luz y Caballero

«¡Qué prodigiosa transformación la de las palabras, mansas, inertes, en el rebaño del estilo vulgar, cuando las convoca y las manda el genio del artista!».
José Enrique Rodó

«¿Puede haber en el mundo algo más espantoso que la elocuencia de un hombre que no habla la verdad?».
Carlyle

«Cuando se trata de defender una buena causa no es difícil hablar bien».
Eurípides

«La elocuencia es el arte de abultar las pequeñas cosas y de disminuir las grandes».
Isócrates

DIES DIEM DOCET.
─‘El día enseña al día’─.

KWEN KHAN KHU