No cuán frecuentemente, sino cuán bien, Nucleus emblematum selectissimorum

«Non qvam crebro, sed qvam bene» (No cuán frecuentemente, sino cuán bien)

«Non qvam crebro, sed qvam bene» (No cuán frecuentemente, sino cuán bien) 850 480 V.M. Kwen Khan Khu

Muy queridos/as lectores/as:

Os envío el vigésimo quinto emblema del libro Nucleus emblematum selectissimorum, ‘el núcleo de los emblemas más selectos’.

Alrededor del grabado aparece el título del mismo…

…NON QVAM CREBRO, SED QVAM BENE
─‘No cuán frecuentemente, sino cuán bien’─

No cuán frecuentemente, sino cuán bien, Nucleus emblematum selectissimorum

La frase más abajo:

NON TU QVAM CREBRO jaculeris, QVAM BENE refert contingat metam, missa sagitta, suam.

Traducción: ‘No importa cuán frecuentemente dispares, sino cuán bien la flecha enviada llegue a su meta’.

Texto en francés:

Il n´importe de rien, si ta flèche acérée,
est peu ou plusieurs fois devers le but tirée;
mais sur toutes choses, il te conuient tâscher,
de ne faillir le but, mais certain le toucher.

Traducción: ‘No importa si tu flecha afilada se dispara pocas o muchas veces hacia el objetivo; pero sobre todas las cosas, debes esforzarte para no errar el objetivo, sino estar seguro de alcanzarlo’.

¿Qué significa todo esto, queridos amigos/as?

Primeramente, ante todo, debemos observar muy bien que la figura central de este grabado está constituida por un arquero que, con su ballesta, apunta a un círculo que vemos en el centro de un muro. Obviamente, tal círculo es figurativo, hace de objetivo que puede variar según lo que se anhela acertar.

Resulta curioso ver que tal círculo está en el muro que es continuación de una iglesia. Lo que se ha querido mostrar en esta imagen no es otra cosa que la necesidad que tenemos de esforzarnos continuamente en nuestra continuidad de propósitos para alcanzar nuestras metas espirituales. La iglesia representa la vida anímica y todo lo que ella conlleva.

En el barandal que aparece tras del arquero vemos un cruce de caminos, o, en otras palabras, dos senderos que hacen cruz.

Un sol en lo alto ilumina ambos senderos indicándonos que la luz divina siempre trata de iluminarnos la vía.

Este grabado nos insiste en ser persistentes en nuestras plegarias, en nuestras prácticas, en nuestras disciplinas…

Debajo del primer barandal vemos gentes que contemplan al arquero y aquello que trata de alcanzar con sus flechas. Esa es la humanidad que simplemente se dedica a mirar u observar, pero no es capaz de actuar. Es el mundo de las opiniones y la charlatanería.

El arquero y su ballesta nos recuerdan al símbolo de la constelación de Sagitario, la cual nos muestra un centauro en actitud de disparar sus flechas hacia el SOL. El V.M. Samael nos dice que debemos imitar al centauro de Sagitario, quien lanza las flechas de sus anhelos hacia lo más alto, es decir, hacia el SOL. Esto, a su vez, nos recuerda lo que nos dice una frase del hermetismo: «Para alcanzar el reino de los cielos es necesario ser pertinaz. El cielo se toma por asalto y solo los valientes lo han tomado».

Os añado, para finalizar, unas frases para vuestra reflexión:

«El premio después del trabajo se da».
Quevedo

«El premio no se ha de dar a medida del tiempo, sino del fruto».
Santa Teresa

«Al bien hacer jamás le falta premio».
Cervantes

«Podemos esperar de uno lo que hemos hecho a otro».
Laberio

«A los hombres no les mueve el mérito de la buena acción si no lleva tras de sí el premio».
Ovidio

FINIS CORONAT OPUS.
─‘El fin corona la obra’─.

KWEN KHAN KHU