Este grabado tiene una profundísima significación para los estudiosos de la Kábala y de la Alquimia, y, obviamente, como nosotros mediante la Gnosis somos estudiosos de estas ambas ciencias, es claro que toda esta temática nos concierne.
La Kábala es la ciencia de los números. Los números son entidades vivientes.
La Kábala se pierde en la noche de los siglos, ahí donde el Universo se gestó en el vientre de Maha Kundalini, la Gran Madre. La Cábala es la Ciencia de los Números.
El autor del Tarot fue el Ángel METRATON, es el jefe de la Sabiduría de la Culebra y fue el profeta ENOCH, del que nos habla la Biblia.
El Ángel METRATON o Enoch nos dejó el Tarot en el cual se encierra toda la Sabiduría Divina, éste quedó escrito en piedra.
También nos dejó las 22 letras del Alfabeto Hebraico. Este gran Maestro vive en los Mundos Superiores, en el Mundo de Aziluth, en un mundo de felicidad inconcebible, según la Cábala en la Región de Kether, un Sephirote bastante elevado.
Todos los cabalistas se fundamentan en el Tarot, es necesario conocerlo y estudiarlo a fondo. El Universo está hecho con la Ley del Número, Medida y Peso; las Matemáticas forman el Universo, los Números vienen a ser entidades vivientes.
Para empezar a tratar de hacer una descripción de este hermosísimo grabado, tenemos, ante todo, que recordar al hombre que Leonardo da Vinci diseñó en su tiempo con sus piernas y sus brazos abiertos formando una Pentalfa para decir a la historia que el VERDADERO HOMBRE es el Hombre-Pentalfa, en otras palabras, el hombre autorrealizado.
Este grabado, compañeros y compañeras del camino, nos muestra claramente que todo está debidamente planificado por el santísimo THEOMEGALOGOS desde el inicio de la creación. Esta es la razón por la cual se nos muestra en latín y hebreo, a través de hermosas frases, la arquitectura cósmica que, desde tiempos remotos, se comentó con aquellos discípulos interesados verdaderamente en conocer la anatomía de lo divino.
A través de la Gnosis hemos llegado a saber, dentro de la Kábala doctrinaria, lo que representa para nosotros los gnósticos eso que llamamos el Árbol Sephirótico, con todos los desdoblamientos que del mismo se desprenden y que se corresponden con diversas partes sacratísimas de nuestro SER.
Por orden del santísimo Theomegalogos, en la aurora de la creación, los Elohim se polarizaron, masculino y femenino, realizaron un acto de Magia Sexual purísima y con palabras de poder, mantras fueron dando forma a las diversas dimensiones del espacio sideral.
Siempre cuando nace Memnón, rey de Etiopía, personificando al Bodhisattva, Eos o la Madre divina está sirviendo de enlace entre el mundo visible y ese otro que llamamos invisible.
El SER, o Dios es dueño de nuestra vida por eso que en las tablas de Moises, el primer mandamiento que estaba expresado, justamente, «Amarás a tu Dios por encima de todas las cosas…»
Para alcanzar la Maestría es indispensable caminar por los rieles de la piedad y la humildad y así seguir avanzando hacia la morada del Padre.
La verdadera ciencia, la ciencia del SER, va más allá del intelecto. Esta es la ciencia provocada por el Espíritu Santo que llamamos a la auténtica ciencia «ciencia con corazón»
Este grabado nos muestra que el Espíritu Santo brinda a las almas la fortaleza o el poder necesario para afrontar las diversas circunstancias de nuestra existencia.