LA GRACIA MÍSTICA ENCARNADA LYNN HACHEYLynn Hachey LA GRACIA MÍSTICA ENCARNADA julio 2020La composición y el diseño, tanto de la por- tada como del interior de la presente obra, están registrados a nombre de AGEAC. Ninguna parte de ellas puede ser reproducida, modificada, publicada, cargada, transmitida o distribuida de ninguna manera sin la previa autorización escrita de AGEAC. © AGEAC (Asociación Geofilosófica de Estudios Antropológicos y Culturales). Reservados los derechos de imagen. www. ageac.org vopus.org samael.org radiomaitreya.orgELOGIO DE MARÍA MAGDALENA . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 5 INTRODUCCIÓN . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 7 UN POCO DE HISTORIA . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 9 EL LADO DESASTROSO DE LA HISTORIA . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 14 CONCLUSIÓN . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 25 ÍNDICE5 ELOGIO DE MARÍA MAGDALENA «¡Amiga dulce del Señor, déjese conmover por nues- tras lágrimas y nuestras oraciones, asegure nuestra salvación! Usted puede porque no en vano le estuvo permitido tocar, enjugar sus llantos y sus gemidos, se- car con sus trenzas perfumadas, besar los pies divinos del Señor y rociar en su cabeza los perfumes más fra- gantes. No, no es en vano que apenas triunfando de la tumba, le concediera sus primeras conversaciones, sus prime- ras palabras. No es en vano que fuera la primera a la que este Rey de las celestes moradas le diera a contemplar su divi- no cuerpo en su gloria inmortal y su eternal esplendor. Es que Él le había visto ceñir la Cruz de un abrazo pia- doso, sin temer las violencias, ni las persecuciones, ni los clamores de las tropas furiosas, ni sus insultos tan crueles como las torturas.Lynn Hachey • LA GRACIA MÍSTICA ENCARNADA 6 Desgarrada en el dolor y sin embargo intrépida, usted tocaba con respeto los clavos ensangrentados, usted inundaba sus heridas con sus lágrimas, usted golpea- ba su pecho de golpes despiadados, usted arrancaba con sus manos los rizos de sus rubios cabellos. El Se- ñor había sido testigo de este dolor y de estas señales de su ternura, mientras que sus discípulos fieles se dispersaban delante de sus verdugos; también, en su reconocimiento, quiso verla de nuevo la primera, ofre- cerse en primer lugar a sus solas miradas; y cuando hubo dejado la tierra para subir a los Cielos, durante treinta años la alimentaba en esta cueva, ya no de te- rrestres alimentos hechos inútiles para usted, sino de una canasta celeste y de saludable Rocío. Para usted, esta morada estrecha con sus peñascos húmedos, con sus tinieblas y su horror, superaba las ricas campañas, los palacios de los reyes con sus re- vestimientos dorados y todas sus delicias. En esta ju- bilación voluntaria, teniendo solo como vestidura sus largos cabellos, usted todavía resistió, se dice, a trein- ta inviernos, insensible a los rigores del frío e inaccesi- ble al temor. El caso es que el Amor le hacía valorar el hambre y el frío de su dura cama de piedra. Es que en el fondo de su corazón vivía la esperanza; aquí, lejos de las miradas humanas, rodeada de las cohortes san- tas de los Ángeles, usted mereció ser arrebatada siete veces por día, como arrancada de la prisión del cuer- po, y ser transportada entre los coros celestes para oír sus divinos conciertos». –Francesco Petrarca, humanista y lirico italiano del siglo XIV–7 INTRODUCCIÓN M aría Magdalena, o Mariam de Magdala, tiene hoy una ima- gen deformada de lo que fue realmente en la época de los primeros cristianos. Veremos hasta qué punto ha sido mar- ginada. Relataremos un poco su vida y los diferentes juicios que han sido hechos respecto a ella. Saber y comprender el porqué de la marginación de María Magdalena es un deber en virtud de nuestra condición de gnósticos. El objetivo de este informe es poder hacer un poco de luz sobre su imagen con la ayuda de algunas referencias de grandes especialistas que sostienen estas tesis. Es indispensable y muy importante para mí, algunas de estas informaciones y también dar a conocer exactamente el posiciona- miento gnóstico sobre lo que emito. Así pues, he leído este texto a mi esposo, para saber su opinión y su intuición sobre el tema. Lo hago sin pretensión alguna. Solo quiero compartir un poco parte de nuestras conversaciones, las siguientes preguntas y respuestas, que conciernen, en esta ocasión, a María Magdalena. Lynn Hachey • LA GRACIA MÍSTICA ENCARNADA 8 Apenas tocaremos el papel de la mujer en la época de los primeros cristianos. Este tema es muy interesante, pero es dema- siado amplio y particular. Durante este mismo período ha habido muchas mujeres excepcionales, heroínas, guerreras, profetisas, como, por ejemplo: Esther, Ruth, Deborah, Huldah, Rahab, etc. ¡Y qué podemos decir de Junias, mujer del Apóstol Pablo, quien se habría cristificado antes que él! El objetivo es de hablar de la más grande, de María Magda- lena, de este modelo de mujer, de gnóstica, de Maestra, de este ejemplo para todos nosotros, hombres y mujeres. Y como lo dice ella muy bien: «…olvidaros del sexo masculino y femenino. De lo que estamos hablando todos es de volverse verdaderamente HU- MANO». Espero que después de esta lectura seamos capaces de co- nocerla mejor y, sobre todo, entender entre otras cosas que nunca fue una prostituta… 9 UN POCO DE HISTORIA L a leyenda dorada que relata la vida de muchos Santos y tam- bién la de María Magdalena, es una de las obras fundamen- tales de la Edad Media. Traducida a varias lenguas, es la obra más leída y más editada de su época. Fue escrita por Jacobo de la Vorágine, monje italiano de la orden de los dominicanos, entre 1259 y 1266. En ella se habla de María como una pecadora, pero no como una prostituta. He aquí un extracto: «María, con el sobrenombre de Magda- lena, del castillo de Magdalo, nació de padres ilustres, puesto que descendían del estatus real. Su padre se llamaba Syrus y su madre Eucharía. María tenía en común con Lázaro, su hermano, y Marta, su hermana, el castillo situado a dos millas de Generaste, Betania, y una gran parte de Jerusalén. Marta proveía de todo lo necesario a los soldados, a sus sirvientes y a los pobres. Sin embargo, María Magdalena, Lázaro y Marta vendieron todos sus bienes después de la ascensión del Cristo Jesús y llevaron la dote a los apóstoles». P-. ¿Qué dice la Gnosis sobre Marta y Lázaro? ¿Eran realmen- te sus hermanos? Next >